I�aki Lekuona
Control
No hubo mucha gente el s�bado en Baiona en la manifestaci�n contra el proyecto de ley de Nicolas Sarkozy que instaura la inmigraci�n a la carta. Independientemente de las razones que nos llevan a los natu- rales a no manifestarnos en defensa de los derechos de los exiliados de la miseria, asombra la poca presencia de aquellos a los que perseguir� la ley. Un vasco de adopci�n calculaba hace unos d�as en m�s de 400 las familias magreb�s que viven en la costa labortana y corren el riesgo de ser expulsadas si la ley entra en vigor. �Por qu� no se manifestaron? Podr�a pensarse que no les importa su futuro, podr�a pensarse que han recibido tantos palos que ya no tienen energ�as para reaccionar, podr�a pensarse que son unos ingenuos que no se imaginan lo que puede ca�rseles encima. Pero les importa su futuro y, a pesar de los palos de la vida, a�n tienen fuerzas para reaccionar. Y no, no son ingenuos, son muy conscientes de lo que puede ven�rseles encima. Por eso muchos de ellos no salieron. Quien ide� la ley es un genio maquiav�lico, porque este proyecto legislativo ser� el �nico que comience a tener efectos sin haber entrado en vigor. En efecto. La ley no s�lo establece una inmigraci�n a la carta a trav�s de la cual s�lo la materia gris y la fuerza de trabajo d�cil y barata tienen derecho a obtener papeles. El nuevo texto, de promulgarse, legaliza el control arbitrario de los ciudadanos no europeos. La herramienta de ese control: el principio sacrosanto del respeto a los valores republicanos. Que nadie me pregunte a qu� valores se refieren. Por muy exagerado que parezca, bajo la premisa del no respeto de los valores republicanos un alcalde tiene el poder de se�alar a un ser humano cualquiera para que el prefecto de turno le d� la patada de la expulsi�n. Con lo cual se obtienen dos cosas; una, domesticar al extranjero bajo la amenaza de la expulsi�n y, dos, otro pretexto legal para deshacerse de aqu�llos que no son �tiles. Sarkozy pretende instaurar una dictadura selectiva, como en tiempos deVichy, donde el control social del estigmatizado est� autorizado por ley. Los inmigrantes ya no podr�n alzar su voz para reivindicar un salario justo o una vivienda digna, porque alzar la voz no es una actitud republicana. Y lo que es peor, los inmigrantes vivir�n con el temor a ser despojados de su futuro. Pocos se manifestaron el s�bado. La ley comienza a surtir efecto. -
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