PARIS
Los resultados académicos de los alumnos inmigrantes son inferiores en los sistemas en los que se reparte a los escolares por niveles, indica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el informe presentado ayer, elaborado con los datos de 14 de sus estados miembro y con los de tres exteriores (Rusia, Hong Kong y Macao).
En buena parte de ellos, los niños y niñas inmigrantes están en desventaja desde el comienzo, en la medida en que mayoritariamente están escolarizados en centros de calidad inferior caracterizados con frecuencia por acoger alumnas y alumnos de grupos desfavorecidos. En ese sentido, y salvo en cuatro de los 20 ejemplos examinados, al menos la cuarta parte de los alumnos de origen inmigrante va a colegios en los que éstos representan más del 50%, mientras que en todos los casos a excepción de dos menos del 5% de las niñas y niños autóctonos está en la misma situación.
Los expertos de la OCDE admiten que la lengua y el origen geográfico de las niñas y niños pueden ser factores que pesan en unos resultados escolares inferiores a los de los estudiantes autóctonos. Pero insisten en que esos elementos no bastan para explicar la fractura, y como contra-ejemplo aluden a que los hijos e hijas de familias turcas tienen en general malos resultados en muchos países en los que son inmigrantes, pero esos resultados «son mucho peores en Alemania que en Suiza».
Canadá y Australia se diferencian de la veintena de sistemas educativos sometidos a examen porque los conocimientos adquiridos en matemáticas por los hijos de inmigrantes son casi los mismos que los de sus compañeros de clase autóctonos, algo que se atribuye a su apuesta escolar. En el resto, al menos un 20% de los alumnos de origen inmigrante no llega al nivel de aptitud de base necesario para empezar a utilizar seriamente las matemáticas.
La OCDE apunta como receta que los buenos ejemplos son los que se han «dotado de sólidos programas de ayuda al aprendizaje de la lengua en preescolar y en primaria, y han definido claramente sus objetivos, sus normas y sus sistemas de educación».
En cualquier caso, señala que dado que el paro afecta de dos a tres veces más a la población inmigrante, «puede ser infinitamente más costoso no hacer nada que actuar». «En la medida en que los flujos migratorios van probablemente a seguir siendo elevados, o incluso a incrementarse, los países europeos en particular deben adaptarse mejor a la diversidad socio-económica y cultural de sus poblaciones», argumenta.
