El Consejo fue elegido por una gran mayoría de los accionistas de la Real con un programa que se basaba en el regreso del club a su esencia y en el final de una etapa de vivir por encima de sus posibilidades. Hace dos años Kutxa dio cinco millones de euros a la Real con la condición de que rebajara la deuda contraída desde que fichó a Kovacevic, Nihat y Westerveld por cerca de dieciocho. A finales del pasado año Diputación le concedió seis tras escuchar un plan de la Real de pagar la deuda a largo plazo y de equilibrar ingresos y gastos cuando acabaran los compromisos heredados y que no se quisieron romper para tener el mejor equipo posible. Seis millones que se sumaban a los 11,4 dados bajo la excusa de Zubieta XXI, pero que se entregaron en el 2003 para que la Real hiciera frente a sus obligaciones con los jugadores. En total han sido 22,4 millones de euros extraordinarios los que en cinco años llegan a la Real desde la Diputación o su entidad financiera al margen de los acuerdos ordinarios de patrocinios, ayudas, etc. Y además no han exigido el pago de las deudas con ambas entidades. Bakero es un empleado más de la Real que no intervino en la campaña electoral como hizo Toshack con Astiazaran, con lo que no puede estar por encima del Consejo y de la institución que es responsable de que la Real haya vivido por encima de sus posibilidades estos años. Bakero fue fichado para trabajar con los medios que es capaz de generar. La Real no es el Barcelona. Hay trece clubes con más posibilidades económicas que la Real y Bakero venía a trabajar con eso y con la productividad de una cantera cuya vigencia la demuestran los seis jugadores que se consolidaron la temporada pasada y la presencia en el play-off de ascenso de un filial muy joven. Bakero sabía a donde venía y su trabajo consistía en formar el equipo más competitivo con los medios de los que dispone el club. Es lógico que un entrenador quiera tener al mejor equipo a sus órdenes, pero el Consejo está por encima y debería cumplir con sus compromisos. Y si el Consejo los olvida, la Diputación y Kutxa deberían recordárselos. Ya es bastante ayuda esos 22,4 millones y construirle un estadio con dinero público y las facilidades dadas para pagar ­o no pagar­ la deuda. Porque la Real sólo podrá fichar y vivir por encima de sus posibilidades si la Diputación y la Kutxa siguen pagando los delirios de grandeza de un club que no admite su realidad. -