OSASUNA 2
VALENCIA 1
IRUÑEA
Soñó Patxi Puñal por un 2-0. Y también toda Nafarroa. Bueno, casi se dio ese resultado, de no ser por el gran gol de un fantástico futbolista llamado Villa. En alguna página del destino estaba escrito que Osasuna iba a ganar al Valencia, y, de paso, asegurarse una plaza en la Champions League como excelente colofón a una temporada de ensueño en los 86 años de historia del club de la Plaza del Castillo.La afición colaboró, sin lugar a dudas, al éxito de la empresa. Un Sadar abarrotado se confabuló con sus aguerridos futbolistas y desde el principio trató de intimidar a los rivales. “Ongi etorriak infernura”fue la tarjeta de presentación de Graderío Sur y el inicial Riau-Riau sonó más que nunca a grito de guerra. No iba a ser la única ocasión en la que la tonadilla sanferminera atronara el estadio osasunista.
Iruñea quería fiesta y la iba a tener. Al menos por los de Aguirre no iba a quedar. Ahuyentando maleficios estadísticos y el miedo a un equipo muy peligroso al contragolpe, Osasuna salió a por todas, pero manteniendo la retaguardia muy bien custodiada por la ayer excelente dupla de centrales.
Los rojillos, generosos ellos, habían recogido el recado de la grada y no estaban dispuestos a desperdiciar una ocasión histórica. Asfixiar la medular ché fue la tarea a la que se encomendaron Puñal y Raúl García. El canterano se retiraría exhausto por el trabajo realizado a falta de un cuarto de hora para el final.
La presión en los tres cuartos del campo rival propiciaba la iniciativa rojilla, que en los primeros cuarenta y cinco minutos no tuvo premio. Delporte se erigía en el bastión ofensivo local con sus penetraciones por banda, disparos y lanzamientos de falta.
Al mismo tiempo, la parroquia seguía con interés el encuentro entre Sevilla y Real Madrid. Ayer muy pocos eran los que no tenían un pinganillo incrustado en el oído, pero el transcurso del partido iba a determinar que era del todo innecesario.
El Madrid no ayuda
Cosas del fútbol, El Sadar coreó con estrépito el primer gol merengue al cuarto de hora y no digamos el segundo. La cosa pintaba bien: Osasuna se hacía con el mando del partido y el Sevilla encajaba dos goles.
Un espejismo. De la euforia se pasaron a los murmullos en nueve minutos. Lo que le costó a los andaluces darle la vuelta con suficiencia ante los endebles merengues, que deberán corresponder con algo más que felicitaciones a la capital iruindarra por haberles hecho el favor de permitirles acceder a un inmerecido segundo puesto.Como habían repetido hasta la saciedad a lo largo de la semana la plantilla osasunista, debían ser ellos quienes se sacaran las castañas del fuego. Lejos de acogotarles, el momentáneo 4-2 del Sánchez Pizjuán Osasuna estuvo quinto durante los trece últimos minutos del primer tiempo espoleó a los navarros.
Llegado el descanso, el once rojillo se confabuló en vestuarios para materializar lo único que le valía: la victoria. Y no le duró el Valencia lo que el pitido de la reanudación. Delporte ¡cómo no! sirvió dos centros de libro para que Milosevic volviera a demostrar que tiene una testa prodigiosa y David López confirmar que sabe disparar a puerta.
Sin olvidar el paradón que realizó Ricardo ante un Regueiro solo y que fue el preambulo del 2-0, conseguido en la siguente jugada. El Riau-Riau se adueñaba nuevamente de las gradas, ahora sí con mucho más vigor y mucho más justificado.
Las reminiscencias sanfermineras tuvieron otro hueco dentro del choque cuando se invocó al patrón tras un balón al travesaño de la meta osasunista. El golazo de Villa sólo puso un poco más de emoción y de mérito a la victoria. La fiesta había empezado, saber cuándo terminará es una incógnita.