La Consejería de Medio Ambiente de Lakua, bajo mando de Esther Larrañaga, ha decidido plantar 36.000 árboles, dónde y en Kenia. La simpática iniciativa por lo visto tiene como fin «compensar» el CO2 emitido por los funcionarios y políticos de su Departamento en sus viajes de trabajo.Lo primero que me ha venido a la cabeza ha sido ¿y por qué en lugar de en Kenia no los plantan aquí? Tras unos segundos de reflexión aparto mi visión etnocentrista y comprendo que tras los árboles de Kenia hay una «movida» de cooperación y desarrolloŠ Pero me viene la siguiente pregunta ¿y no sería más sencillo, en lugar de plantarlos en Kenia, reducir los viajes y realizarlos en medios de transporte públicos y colectivos?
Un colega de barra me dice que hay viajes imposibles de realizar en transportes públicos y que quemar queroseno a veces es necesario si se quiere estar en otro continente. Y me quedo dándole vueltas al zurito y al tema, cuando se me enciende la bombilla: ¿quién paga esto de los árboles en Kenia? Deduzco que la iniciativa la pagarán dichos políticos y funcionarios, con la consejera a la cabeza, deduciendo un «pellizco» de las suculentas dietas que cobran por realizar tan contaminantes viajes.
Mi vecino de barra me mira con cara escéptica y me espeta «joder, pareces nuevo. Eso lo pagaremos todos, como los viajes». Y ahí es cuando me mosqueo.
O sea, la consejera lava su cara y la de su Departamento por sus desplazamientos contaminantes con el dinero de todos los contribuyentes mandando plantar árboles en Kenia y encima nos anima a los ciudadanos a colaborar en la iniciativa, eso sí, pagándolo de nuestro bolsillo. ¡Así cualquiera!
Querida Esther, ¿ no sería mejor dejarse de modelnidades y en lugar de ir hasta Kenia preocuparse por los árboles de aquí? Tu Consejería está dando el visto bueno en la CAV a los mayores arboricidios desde que se construyó la autovía con Nafarroa.
Tú conoces Barkaiztegi, Basozabal y la vega del Urumea, me consta, y no tienes más que darte un paseo por allí para observar el calamitoso destrozo en la zona, donde se han derribado miles de árboles para potenciar ese modo de transporte que tú calificas de contaminante, pero que luego en tu Consejería siempre logra el visto bueno de la declaración de impacto ambiental. Y bastantes miles de árboles más han sido derribados y están siendo derribados para la construcción de la Eibar-Gasteiz, con el mismo fin de potenciar la movilidad insostenible. ¿Y cuántos árboles se van a tirar si se construye la Super Sur? ¿Y en la construcción del 2º Cinturón de Donostialdea? Y con el dichoso TAV, ¿cuántas decenas de miles de árboles vais a derribar? Si fueseis mínimamente serios y eficaces los deberías tener cuantificados. ¿Por qué no hacéis público el dato? ¿Serán 40.000, 60.000 o me quedo corto?
Doy el último trago al zurito y se me ocurre que quizás antes de plantar árboles en Kenia sería más audaz, más ecológico y si te descuidas más barato, que la consejera se plantease el reto de cara al 2007 de reducir en un 25% la contaminación que generan los viajes oficiales de su Departamento.
La CAV supera en un 20% las tasas de emisión de C02 y en lugar de dedicar esfuerzos a reducir esas emisiones, que es una de las obligaciones del Departamento, se dedican a comprar derechos de contaminación a 10 euros por tone- lada, por cierto a 2 euros más barato que en bolsa, demostrando que el «derecho» a contaminar sale barato.
En definitiva Esther, entiendo tu esfuerzo por extender la conciencia de las negativas consecuencias del transporte en medios contaminantes e individuales, pero harías mayor favor al medio ambiente y sobre todo a la tierra vasca, si consiguieses que tus compañeros de Gobierno pusiesen freno a su locura desarrollista.
Posdata: Por el precio de un zurito puedes comprar «el derecho a contaminar» con 100 kg de C02 tu atmósfera. Contaminar está al alcance de tu bolsillo. -