Hace tres años se celebraron las primeras elecciones bajo la aplicación de la Ley de Partidos que ilegalizaba a Batasuna. Las plataformas locales de la izquierda abertzale se constituyeron en la segunda fuerza de Euskal Herria en número de concejales. De acuerdo a las papeletas, obtuvieron 579 ediles y fueron las más votadas en un total de 21 localidades. Sin embargo, la aplicación del apartheid político hizo que unos cuatrocientos de esos concejales fueran «anulados». Se dio el agravante de que esos puestos no quedaron vacíos. Los ocuparon personas que no tenían el respaldo de la soberanía popular sino el de una ley antidemocrática. Llama la atención que salvo honrosas excepciones personales ninguna de las formaciones que verbalmente criticaba la Ley de Partidos tuvo empacho alguno en aprovecharse de la conculcación de derechos que denunciaban para engordar su bolsa de cargos, dando así carta de naturaleza a un estado de excepción que todavía hoy se mantiene a pesar de existir mecanismos legales para corregirlo.>>>