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Gara > Idatzia > Mundua 2006-06-03
Haditha, la matanza de 24 personas que EEUU no pudo ocultar en Irak
El 19 de noviembre de 2005 marines de la Compañía Kilo mataron a sangre fría a 24 personas en Haditha, situada en el curso alto del Eufrates, provincia de Al Anbar. La matanza parecía una más de las cometidas por EEUU en el ocupado Irak, pero a diferencia de hechos similares, un vídeo elaborado por estudiantes iraquíes y testimonios de supervivientes impidieron a Washington ocultar la masacre.

El comunicado emitido el 20 de noviembre de 2005 por el mando de los marines estadounidenses acantonados en Ramadi, capital de la provincia de Al Anbar, daba cuenta de un «incidente» ocurrido el día anterior en la localidad de Haditha. Decía que un soldado y quince iraquíes habían muerto a consecuencia de un atentado con bomba y de un posterior ataque de «hombres armados» que «obligó» a los marines a devolver el ataque.

El «incidente» parecía acabar ahí. Uno más de los muchos que prácticamente a diario ocurren en el ocupado Irak, donde tan complicado es que se abran paso hacia la opinión pública internacional versiones diferentes a las que ofrecen los ocupantes de sus mortales correrías por el muro informativo impuesto por EEUU. Aunque después de trascender debe pasar otro filtro, el que los occidentales le den credibilidad o no, antes de que alcance categoría de publicable o sea motivo de investigación.

Nada hacía pensar que la matanza de 24 personas en Haditha pudiera pasar el filtro, el caso acumuló polvo y la primera intención del Pentágono de ocultar la masacre parecía tener éxito. ¿Por qué no iba a tenerlo cuando en casos anteriores similares la estrategia sí había funcionado? Por ejemplo, en la aldea de Makreddim, en Al Qaim ­cerca de la frontera siria­ los estadounidenses bombardearon a los participantes de una boda en la madrugada del 18 y 19 de mayo de 2004 matando a 42 personas ­entre las víctimas había 14 niños menores de 12 años y once mujeres­. Los estadounidenses se quitaron de encima la matanza señalando que habían respondido a fuego enemigo. Sólo el informe elaborado sobre el terreno por Iman Jamas, del Centro del Observatorio de la Ocupación y difundido por CSCA,arrojó luz sobre los hechos un mes después de la masacre.

Un estudiante de periodismo

La guerra seguía su curso. El estudiante de periodismo Taher Thabet envió a la organización de derecho humanos iraquí Hammurabi un vídeo con imágenes de cuerpos cubiertos de sangre y con marcas de balas y de metralla, así como del interior de las casas asaltadas. Hammurabi hizo llegar la cinta a la revista estadounidense Time en enero de 2006, que rechazó inicialmente el material diciendo que era propaganda de Al Qaeda. Sin embargo, el Ejército estadounidense decidió iniciar una investigación y la versión inicial comenzó a resquebrajarse.

El 27 de marzo, la revista Time publicó la versión de los supervivientes sobre la muerte a sangre fría de 24 personas, entre ellos siete mujeres y tres niños, y EEUU reconocía que no habían muerto por la explosión ni en enfrentamientos.

Iman Hasan, de 10 años, relató al diario britanico “The Times” cómo los estadounidenses mataron a su familia mientras ella se acurrucaba en un rincón del cuarto de estar de su casa.

Iman Hasan narró al diario que los hechos ocurrieron poco después de las siete de la mañana. Ella todavía estaba en pijama y se preparaba para ir a la escuela. Un convoy militar estadounidense se acercaba por la carretera que discurre cerca de su casa, cuando una explosión hizo saltar por los aires un humvee matando al conductor, Miguel Terrazas, de 20 años y de El Paso (Texas). Minutos después se desencadenaba una brutal venganza.

No era la primera vez que los estadounidenses dejaban su sello de muerte en Haditha, conocidad por la belleza de sus paisajes. En mayo de 2005, los habitantes de Haditha enviaban un mensaje ­publicado en la web de IraqSolidaridad en junio de 2005­ estremecedor: «En nombre de Dios misericordioso. En nombre del pueblo de Haditha, sus mujeres, niños y ancianos. Pedimos ayuda a todo el pueblo de Irak, a los pueblos del mundo. Las tropas estadounidenses, acompañadas por efectivos de la Guardia Nacional iraquí, están librando contra nuestra ciudad, desde hace tres días ya, el ataque más feroz que imaginarse pueda. Han violado nuestra sangre, nuestro honor y nuestros pacíficos hogares, en los que no se ha encontrado una sola arma ni combatientes ni hombres armados. Han asesinado a ancianos, mujeres y niños; han bombardeado nuestras casas con aviones...».

En esta ocasión la venganza estadounidense se centró en tres casas. Según la niña Iman Hasan, los ocupantes irrumpieron en su casa quince minutos después de la explosión que mató a Terrazas. Su padre rezaba sus oraciones como cada vez que en el exterior se escuchaban disparos o bombazos. Esta vez nada ni nadie iba a poder protegerlos. Empezaron por gritar a su padre. Después lanzaron una granada en el dormitorio de sus abuelos y la niña vio que a su madre le alcanzaban trozos de metralla.Su tía agarró a un niño y se precipitó fuera a toda velocidad. Los soldados abrieron fuego entre las cuatro paredes del cuarto de estar, donde se había agrupado la mayor parte de la familia. Su tío Rashid escapó al exterior de la vivienda, pero los soldados le persiguieron y le mataron. Así hasta la saciedad.

Unos miles de dolares

Según la revista Time, escenas similares se vivieron en las siguientes dos casas asaltadas por los ocupantes, hasta completar la carnicería.

Según explicó el diario “The Independent on Sunday” el 28 de mayo pasado, uno de los marines acusados de la masacre captó imágenes del horror con su teléfono móvil. Las fotos, decomisadas por el Servicio de Investigación Criminal de la Armada estadounidense, muestran que a muchas víctimas se les disparó a corta distancia en cabeza y pecho, a la usanza de las ejecuciones. En una imagen aparecen una mujer y un niño pequeño posternados en el suelo, como si oraran. Los ocupantes tampoco tuvieron piedad de ellos y los mataron a tiros.

En EEUU algunos medios han comparado lo ocurrido en Haditha con la matanza de más de 500 personas en la aldea vietnamita de My Lai, en 1968. El legislador demócrata John Murtha indicó que «esto es peor que [las torturas de] Abu Ghraib». Iman Hasan sólo guarda un profundo rencor: «Los odio. Vinieron a matarnos y luego dicen que lo sienten».

Muhammed Abed, primo de Iman Hasan, declaró que los estadounidenses pagaron 2.500 dólares por cada víctima hace un par de meses. Ese fue el precio del horror, un puñado de dólares, mientras el presidente de EEUU, George W.Bush, dice estar «agitado», aunque no por los hechos, sino por su incidencia en la opinión pública. -


 
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