Maite Soroa
¡Qué negro ven el panorama!
Esto empieza a ser divertido. Sólo por ver la cara de pasmo de los más ufanos escribidores del aznarismo merece la pena engullir cada día kilos de papel prensa.Ayer Isabel San Sebastián escribía en “El Mundo” algo parecido a una soflama: «esto no es un proceso de paz. Es una rendición escalonada del Estado de Derecho ante los terroristas, pactada de antemano y puesta en marcha al ritmo que marca ETA. Una humillación que inflige el presidente del Gobierno a todos los españoles y especialmente a quienes plantaron cara al terror asumiendo el alto coste personal que eso suponía». Y dice más. Dice que nos encontramos ante «una renuncia vergonzosa a defender los principios sobre los que ha de asentarse cualquier democracia que se respete. Un salivazo a la dignidad, la libertad y la valentía de un pueblo que durante décadas ha vertido su sangre para evitar que las pistolas triunfaran sobre la palabra y las urnas». Rampantes como leones heridos, ¿verdad? La columnista está convencida de que «la presión de los
asesinos ha obligado al jefe del Ejecutivo a hincarse de rodillas y adelantar
los tiempos. Se ha tragado sus promesas, ha faltado a su palabra y, en contra de
lo comprometido, sienta a Patxi López a una mesa con el comando político de la
organización terrorista. Los etarras amenazan y él se arruga. Ellos se ciscan en
la Ley de Partidos que les prohíbe celebrar actos públicos y él responde
convirtiendo a los fiscales en abogados defensores de su causa». Resulta
gratificante verles enrojecer de ira: «Navarra ya está entregada a la Euskal
Herria de Otegi si el socialismo tiene la oportunidad de decidir el destino de
la comunidad foral. Batasuna se presentará a las elecciones municipales de 2007
bajo el formato que más le convenga y volverá a los ayuntamientos con el
entusiasta beneplácito del PSE. Por supuesto que la autodeterminación será el
centro de las conversaciones en esa ‘mesa de partidos’ que se anuncia, mienta lo
que mienta ahora ZP para salvar la cara. La única incógnita por despejar es
cuándo y de qué manera se materializará esa cesión de soberanía». Y, después de
diagnóstico tan sombrío, ofrece a Rajoy un tratamiento de choque: «Para el PP de
Rajoy no queda más que un camino: oponerse con uñas y dientes a esta
claudicación. Dejarse de paños calientes y comportarse de una vez como sus
electores esperan que lo haga. De no ser así, tal vez algunos caigan en la
tentación de buscarse otro líder». A Mariano le están preparando la cuenta. - msoroa@gara.net
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