Luis Bandrés - Profesor de la UPV-EHU
Una buena universidad
Vamos a referirnos a la universidad. Ya sabemos que no suelen ser bien recibidas las autoalabanzas, pero de vez en cuando no están de más, sobre todo cuando no hace muchos días leíamos en cierto periódico de ámbito estatal un artículo firmado por un profesor perteneciente a la UPV-EHU, arremetiendo contra ella y poniéndola a los pies de los caballos, como si fuera prácticamente la peor de las universidades del Estado. Hay personas de aquí que incluso han militado en su día en organizaciones vascas de las que hoy preferirían que nadie se acordara y que para congraciarse o ganar méritos con los posicionamientos que ahora defienden, no paran mientes en denostar lo que en este país se hace: «No hay peor cuña que la de la misma madera», dice la sabiduría popular, y así es. Del mismo modo que tales negativismos tienen explicación en un pesimismo fundamentalista cual si se tratara de miembros de la generación del 98 analizando los males de la patria; aunque no deba descartarse en esta línea la tan reiterada fobia antinacionalista vasca, a veces sencillamente antivasquismo, al servicio del más rancio nacionalismo hispano.
Afortunadamente la realidad de la UPV es muy otra. Cierto es que la Universidad del País Vasco es relativamente nueva, comparada con otras del Estado: fue fundada en 1980, y también es real que una entidad de la índole de una universidad necesita muchos años para consolidarse y dar sus frutos. No obstante su juventud, nuestra universidad, con sus casi 50.000 alumnos y sus más de 4000 profesores, y su compleja estructura con sus diversos campus, está dando ya frutos muy válidos y valorables.
En este sentido, en un trabajo a nivel estatal recientemente publicado, se hace un análisis de la realidad universitaria del Estado teniendo en cuenta toda una serie de factores. Se comienza por los datos de una encuesta anónima hecha a los propios docentes universitarios, sobre sus opiniones acerca de cuáles son los mejores centros universitarios para impartir la titulación que ellos desarrollan, así como sobre las principales líneas de investigación de los departamentos que conocen. Prosigue el estudio analizando los datos propios de cada universidad: demanda de alumnos, proporción de alumnos en relación al personal, recursos físicos, etc.; se finaliza con otros indicadores: estudios externos, rankings internacionales, informes de la ANECA y otros. Es decir, un estudio serio y objetivo de la realidad universitaria española en su globalidad.
Pues bien, constatada la existencia actualmente de setenta y una universidades, de ellas cuarenta y ocho públicas y veintitrés privadas, la UPV-EHU ocupa el honroso puesto diecisiete (el quince entre las públicas), estando por encima de ella las universidades ubicadas en Madrid, cuatro en total, las de Barcelona, otras cuatro, las cuales tanto por su implantación como por el tamaño del ámbito en que desarrollan su trabajo (y consecuentemente sus presupuestos) son difícilmente superables por una universidad joven.
Otro de los aspectos que se analizan en el trabajo mencionado es el de los cinco mejores centros, públicos y privados, en los que se estudian cada una de las cincuenta carreras más solicitadas. Pues bien, entre esas cincuenta carreras la UPV-EHU aparece en siete ocasiones, es decir, que entre las setenta y una universidades existentes antes mencionadas, nuestra universidad se encuentra entre las cinco mejores en siete carreras.
Otra de las conclusiones que se extraen del estudio es que cada vez más se está dando un desplazamiento hacia las carreras de contenido técnico en perjuicio de las llamadas de humanidades. En este ámbito más específico también podemos ufanarnos, ya que la Escuela Universitaria Politécnica de Donostia (UPV-EHU) aparece dos veces en el ran- king de las mejores: en Ingeniería Técnica Industrial es la tercera del total, teniendo por encima solamente la Politécnica de Catalunya y la Politécnica de Madrid, y en Ingeniería Técnica de Obras Públicas es la cuarta del total, siendo esta una carrera de reciente implantación entre nosotros. Por no citar la muy prestigiada Facultad de Ciencias Químicas como muestra de un centro puntero en investigación.
Insistimos en el sintomático ámbito de la investigación, sexenios, publicaciones, patentesŠ nos hallamos también en lugares punteros tal y como acredita la propia ANECA.
Esta es la realidad que se deduce básicamente de un estudio imparcial realizado por profesionales ajenos al País Vasco, tan diferente de sesgados artículos de opinión que desde posiciones partidistas afortunadamente se encuentran muy alejados de una realidad constatable. Todo lo anterior demuestra que, sin llegar a configurarse como una de las grandes universidades europeas, sí puede jactarse la UPV-EHU de ser una universidad digna y acreditada, pese a quien pese y sobre todo a quienes hacen de la malevolencia en el enjuiciamiento de las instituciones vascas, modo habitual de provecho propio. -
(*) Firman también este artículo los profesores de la UPV-EHU José Manuel Castells, Jon Gurutz Olaskoaga, Baleren Bakaikoa y Xabier Ezeizabarrena
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