Segundas partes
Iniciando las sesiones de junio, un músico local, el teclista Oscar Machancoses, hacía su aparición en el club acompañado por un guitarrista y un batería llegados del otro lado del Atlántico. Los tres se hacen llamar, en una evidente muestra del humor que les caracteriza, Oh!Menage a trois.
Este singular “menage” formado por Bilbo, Buenos Aires y Bogotá (respectivas ciudades de origen de cada músico) dio resultados desiguales y contrastados. A pesar de alguna discutible elección de repertorio y del sonido, poco atractivo, del sintetizador, la primera parte del concierto bastó para aquilatar la calidad de los intérpretes. El bonaerense es un guitarrista de gestos mínimos y sólida técnica que consigue que todo parezca fácil. El bogotano, por su parte, se evidenció como un baterista habilidoso, de explosivo dinamismo. Por último, el de Bilbo demostró poseer interesantes ideas compositivas aportando temas como “Fuente abrasada”, “Made in France” o “Afróntalo”, que se convirtieron en perfecto vehículo para el lucimiento de sus compañeros (los bellos solos que desgranó Carrizo a la guitarra en estos momentos serían, a la postre, lo mejor de la noche).
Por desgracia, tras el descanso, la segunda parte del concierto sobró casi en su totalidad. Si bien empezó con un conocido standard moderno: el “Shooting in the dark” de Mancini único tema concebido para el sonido de órgano Hammond emulado por el sintetizador de Machancoses, continuó con un tema brasileiro un tanto reiterativo, cosecha del guitarrista, y acabó convirtiéndose en una redundante apoteosis latina donde se hizo más que notoria la inadecuación del sonido del teclista. A falta de la eufonía percusiva de un verdadero piano, interpretar jazz latino al órgano Hammond nos recordó a una comida sin sal. -
Javier ASPIAZU
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