La OMC, al borde de otro fracaso de la ronda de Doha
La OMC parece encaminarse hacia un nuevo fracaso de la ronda liberalizadora de Doha al apurar los últimos plazos sin llegar a un acuerdo, sobre todo por las discrepancias en materia agrícola. Su director general, Pascal Lamy, advirtió que el plazo que queda es sólo «cuestión de días»
GINEBRA
Desde los fracasos de la OMC en Seattle, Cancún y Hong Kong, se prolongan las diferencias entre los países ricos que pretenden mantener la protección y subvenciones a sus producciones agrícolas y los que buscan la apertura de estos mercados antes de hacer otras concesiones en materia industrial o de servicios. El último plazo, fijado para abril también concluyó sin acuerdo y ahora se estima que junio es la fecha definitiva para salva la denominada Ronda de Doha. El director general de la OMC, Pascal Lamy, ha solicitado a los embajadores de los 150 países del organismo que los ministros de Comercio se reúnan en la semana del 26 de junio en Ginebra para acordar las fórmulas para recortar los subsidios y las tarifas de productos agrícolas e industriales, si quieren concluir a tiempo y con éxito las negociaciones. «El calendario que tenemos por delante es más una cuestión de días que de semanas», dijo el máximo responsable de la OMC a los embajadores, durante una reunión informal en la que les recordó la urgencia de la situación, si se quiere concluir en el tiempo previsto, a finales de 2006, la denominada «Ronda del Desarrollo de Doha», ya que se anuncia al mundo como la solución a situaciones de los países más pobres. Estos, sin embargo, no se fían. La reunión que prevé Lamy se centrará exclusivamente en las producciones agrícola e industrial, mientras que los servicios o a la facilitación el comercio, entre otros, se dejarán para otro encuentro similar el 31 de julio. Los negociadores consideran que para terminar en diciembre de 2006 la Ronda de Doha, lanzada hace casi cinco años, todos los acuerdos sobre los asuntos sobre la mesa tienen que estar concluidos el 31 de julio próximo. «Las modalidades para agricultura y acceso a mercados para bienes industriales (NAMA) se pueden lograr si se trabaja con ambición» por parte de todos los países miembros de la OMC, insistió Lamy, que recordó que alcanzar ese objetivo «no significa que ya se esté al final del camino», en referencia a los demás aspectos de la negociación. Uruguay y Costa Rica por una parte, y Sudáfrica por otra, han presentado sus propuestas sobre bienes industriales, con el fin de establecer un trato especial a los países más pobres.
Muy peligroso Lamy reconoció que «el proceso se mueve, pero va demasiado lento» y aseguró que «sería muy peligroso» no lograr esas metas en los plazos previstos. Tras el fracaso de abril, los presidentes de los comités negociadores de Agricultura y de Bienes Industriales, los embajadores de Nueva Zelanda, Crawford Falconer, y de Canadá, Don Stephenson, diseñaron un proceso intensivo de negociaciones en Ginebra con reuniones formales e informales. Sus resultados deberán plasmarse en un documento que podría darse a conocer a partir del 19 de junio. Según esa agenda, las capitales analizarían ese documento del 19 al 26 de junio para que cuando los ministros o responsables de Comercio se reúnan en Ginebra, a partir de esa última fecha, «puedan empezar a poner los números». De momento las negociaciones se desarrollan a un nivel técnico aunque muchos ministros acechan para intervenir.
El aspecto agrícola y los llamados tres pilares de ese sector (ayudas internas, subsidios a la exportación y acceso a mercados), son los principales obstáculos a la negociación. La sugerencia lanzada por Lamy lleva a un proceso similar al que, a fines de julio de 2004, recondujo las negociaciones tras el fracaso de la ministerial de Cancún (México), un año antes. A la Unión Europea los países en desarrollo le piden una mayor apertura de sus mercados agrícolas, mientras que a EEUU le requieren un mayor recorte en los subsidios a sus agricultores. Sin embargo, Bruselas y Washington han subrayado que no avanzarán en sus propuestas si Brasil e India, dos de las grandes economías emergentes, no abren más sus mercados de bienes industriales. Además de a las discrepancias con EEUU y con el grupo liderado por Brasil, la UE se debe enfrentar a las presiones de quienes se oponen a que se exceda en sus concesiones, sobre todo el Estado francés, y los pequeños agricultores, que reclaman mayor protección para los modelos de explotación familiar.
Lula y Barroso vinculan liberalización y desarrollo
SAO PAULO El jefe de Estado de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, alertaron de que un eventual fracaso de la Ronda de Doha postergará «la esperanza de desarrollo de los países pobres». «La Ronda de Doha constituye una oportunidad incomparable para hacer del comercio internacional un instrumento eficaz para el desarrollo», dijo Lula tras una reunión privada con Durao Barroso en Brasil. Lula reiteró sus críticas a las subvenciones, que calificó como «elementos que distorsionan» el comercio y como un freno al desarrollo de los países más pobres, cuyas economías están basadas en la actividad agrícola. Según Lula, «el éxito de las negociaciones es crucial para el fortalecimiento de la gobernabilidad mundial, pues sólo así se podrá reducir la miseria en los países menos desarrollados. Durao Barroso coincidió con la visión de Lula y reconoció que «los países más ricos deben hacer un esfuerzo mayor», pero matizó que las naciones más pobres deben contribuir con una apertura más grande de algunos sectores, entre los que citó el de servicios. En su opinión, la Ronda de Doha tiene «una vertiente económica y comercial, otra política y una tercera de justicia social».
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