Durante estos meses escuchamos con frecuencia que nos encontramos en una espera a la que se ha dado en llamar «período de verificación de la desaparición de la violencia». Nosotras y nosotros también deseamos constatar y poder proclamar una auténtica desaparición de la violencia. Y lo queremos hacer desde la legitimidad de una parte importante de este pueblo que la continúa sufriendo y no conoce una situación de democracia en la que sean respetados los derechos de todas las personas y del pueblo al que pertenecen.Desde el presidente del Gobierno español, pasando por consejeros de la Comunidad Autónoma como el de Justicia o Interior entre otros, parecen haber constatado la desaparición de una expresión violenta consecuencia del conflicto político que padecemos.
Pero, ¿cuándo podremos verificar nosotros la desaparición de todas las situaciones de violencia que padecemos? ¿Cuándo dejaremos de ver a jóvenes vascos apaleados por intentar manifestarse reclamando el respeto a sus derechos? ¿En qué momento se pondrá fin a las detenciones políticas con incomunicación de los detenidos y graves denuncias de torturas, como ha sucedido con Ibon y Sandra? ¿Cuándo se pondrá fin a un tribunal de excepción como la Audiencia Nacional que condena sin pruebas, haciendo caso omiso de las denuncias de torturas? ¿O a un Tribunal Supremo que ni tan siquiera admite recursos contra esas condenas, confirmando 22 años de cárcel a tres jóvenes de Galdakao hace pocos días? ¿Hasta cuándo se van a mantener los acosos a jóvenes, seguimientos, controles policiales... que constatan la existencia de un Estado policial? ¿Hasta cuándo se mantendrán las condiciones de vida infrahumanas de cientos de jóvenes vascos encarcelados? ¿Cuándo en aplicación de las leyes de este mal llamado Estado de Derecho serán puestos en libertad los presos y presas a quienes corresponde por haber cumplido sus condenas según la ley que les juzgó, o por encontrarse enfermos? ¿Y cuándo estarán, como dice esa ley, cercanos a sus domicilios el resto sin que sus allegados arriesguen sus vidas en las carreteras?
Es largo el recorrido para enumerar las graves situaciones en las que constatamos que no es posible realizar esa verificación de desaparición de todas las situaciones de violencia. Y no va a ser fácil si los principales responsables de que se mantengan, y todos aquellos que colaboran con su existencia, ya sea por acción o por omisión, no poseen la dignidad y valentía democrática suficiente para reconocer su existencia, alargando innecesariamente una parte importante del sufrimiento de este pueblo, sufrimiento que debe desaparecer si lo que todos buscamos es la solución al conflicto político existente.
Txusa Etxeandia - En nombre de Gurasoak