MUGELLO
El italiano Valentino Rossi (Yamaha) renació ante su público en el Gran Premio de Italia de MotoGP, en el circuito de Mugello, en el que logró su segunda victoria de la temporada y que pasará a la historia por su espectacularidad. Rossi llegaba a Mugello, donde había ganado las cuatro ocasiones anteriores, con el agua al cuello en el momento más difícil de su carrera, ya que tras cinco grandes premios estaba octavo en el Mundial y la mala suerte y los problemas mecánicos aparecían en su vida por primera vez desde que debutar. Mugello, en el corazón de Italia, a 50 kilómetros de Florencia, ante sus tifosi, era el lugar predestinado para que el siete veces campeón del mundo italiano renaciera. Y así fue. Rossi batió en la última vuelta a su compatriota Loris Capirossi (Ducati) y al estadounidense Nicky Hayden (Honda) en un final de carrera durísimo en el que el campeón del mundo realizó una última vuelta perfecta.
Pero antes, el italiano tuvo que pelear con uno de sus históricos enemigos, el catalán Sete Gibernau (Ducati), que había logrado la pole. Sete se puso primero nada más salir, pero Valentino no podía permitir que el catalán pasara en cabeza por Poggio Seco, la curva donde se sitúan sus seguidores, y le adelantó en ese ángulo. «Pasar a Gibernau es siempre un placer», dijo tras la carrera Valentino. Gibernau se la devolvió precisamente en la curva en la que sitúan los tifosi de Ducati, cuya fábrica está a un centenar de kilómetros.
Casey Stoner (Honda) se batía con brillantez con Marco Melandri (Honda), pero su fogosidad le llevaba a una espectacular salida de pista en la novena vuelta de la que sorprendentemente salió ileso. Capirossi, por su parte, superó a Dani Pedrosa (Honda) y a Hayden para llegar a la altura de Rossi y Gibernau mediada la carrera, ayudado además por el accidente de Stoner.
El italiano de Ducati rebasó a su compañero de equipo catalán a ocho giros del final y se aprestó a jugarse la prueba en un mano a mano con Rossi. Pronto, en la vuelta 17, Gibernau empezaría a perder el ritmo de los dos transalpinos para quedarse en media vuelta fuera de la lucha, y Melandri haría lo mismo al colarse en una curva a falta de cinco para el final.
El gran duelo italiano estaba servido para las tres últimas vueltas, con Hayden al acecho. A falta de dos giros, Rossi se situó en primera posición, de nuevo en Poggio Seco, delante de sus seguidores, y en la recta de meta pasaban las dos motos en paralelo con todo el público levantado. Rossi cedía en San Donato y Loris era primero.
Pero el gran campeón de Tavullia le iba a devolver el adelantamiento al de Ducati otra vez en Poggio Secco, ante el delirio de su club de fans, y en menos de media vuelta, le metía medio segundo. La carrera estaba finalizada, Rossi había renacido en el circuito toscano y sumaba su séptima victoria en Mugello, la quinta consecutiva en la máxima categoría del motociclismo.