Pizarro tenía un peculiar estilo de negociar. Supo que Atahualpa descansaba por aquellas fechas en su palacio de aguas termales y le invitó a parlamentar. El encuentro tendría lugar en Cajamarca. Aceptó el inca la invitación creyendo que las intenciones y las palabras de los españoles eran rectas. Esa fue su perdición. Para cuando llegó, el cacereño ya tenía preparado el escenario. Sus soldados, oportunamente camuflados, apuntaban con sus armas al cacique. La primera ronda de conversaciones fue muy breve. Retumbó la pólvora, relincharon los caballos, brillaron los aceros y Atahualpa quedó cautivo.
Las conversaciones prosiguieron, aunque a partir de aquel momento sufrieron ligeros cambios. Los conquistadores imponían las condiciones y al inca no le quedaba más opción que cumplirlas. Creyó que con aquel sometimiento salvaría su pellejo. Fue su segunda equivocación. Como a Pizarro no le interesaban los acuerdos, sino las conquistas, tuvo a bien ejecutar al cautivo por blasfemo. El estilo de Pizarro parece haberse convertido en modelo y referencia para todos los «negociadores» metropolitanos. La delegación de ETA que acudió a negociar en Argel acabó sus parlamentos de muy mala forma, confinada en un barrio dominicano. La portavoz de ETA en el encuentro de Suiza dio con sus huesos en la cárcel una vez conocida su identidad y domicilio. Los «batasunos» que llevan años dialogando con los socialistas vascos se han convertido en visitantes asiduos de la Audiencia Nacional, y en un filón para las arcas del Estado (también al cacique lo desvalijaron en pleno proceso negociador). En el ranking de oficios y actividades de riesgo ocupa un lugar puntero el de negociar con el Reino de España.
La confirmación de que el PSE y Batasuna llevaban años dialogando supuso alivio. Las conversaciones serían crudas y las posibilidades de acuerdo trabajosas. Pero, al menos en este caso, parecía haberse impuesto la cordura. Todo hacía suponer que los socialistas habían homologado a sus interlocutores estableciendo el principio del respeto mutuo como punto de partida de sus ya largas conversaciones. Supimos más tarde que también las mujeres de Ahotsak dialogaban en clave de pluralidad. Novedades alentadoras. Muchos sucesos posteriores nos han devuelto a Cajamarca. Estilo sucio y agresivo que no se corresponde con el clima de acuerdos respetuosos que tratamos de instaurar.
Quienes repudiaban la lucha de ETA repetían hasta el desgañite que bajo amenazas no es posible negociar. Que se apliquen el cuento. -