Me quedé de una pieza al leer el artículo de Javier Juanes, profesor de la Escuela Universitaria de Ingeniería de la UPV “Suspensos y fracasos”. No quiero faltarle al respeto, simplemente contestar a los, en mi opinión, despropósitos que vierte en su artículo. Intentaré, además, responder no desde la Filoso- fía, sino desde la Ciencia. Pero que los lectores que no entiendan mucho de Ciencia no se asusten.Su argumento principal es que al corregir los exámenes de selectividad percibe que en algunas escuelas responden adecuada- mente y en otras no, con lo que supone que si la nota de la selectividad no se corresponde con la del Bachillerato es porque en el instituto le han aprobado y pide a los padres (y supongo que a las madres) que pidan a los profesores (ídem) que suspendan a sus hijos (e hijas) si no se merecen aprobar.
Fue el Dr. Spearman quien en 1904 inventó el análisis factorial y además lo inventó para medir la inteligencia, por cierto. Lo que Spearman hizo hace un siglo lo ha vuelto a hacer el sr. Juanes. El análisis factorial consiste en relacionar dos factores diferentes. Brevemente: Técnicamente se analiza la variación de un factor con respecto al otro (o mejor, el valor del coseno de sus vectores). Si un estudiante saca un 7,1 en Bachillerato y un 6,9 en Selectividad podríamos decir que tiene un factor de correlación cercano a 1. Sin embargo, si en Selectividad saca un 3,3 el factor de correlación sería menor (en términos matemáticos sería al- rededor de 0,5 pero en términos aprobado-suspenso sería una correlación de 0, es decir no estarían correlacionados). Si una correlación se acerca a 1 decimos que es perfecta, si se acerca a 0 no existe correlación.
Y ahora adonde quiero llegar. La correlación entre, por ejemplo, la distancia que el cometa Halley ha tenido de la Tierra a partir de 1986 y el número de casos de sida en el mundo ha sido prácticamente perfecta. Podría por lo tanto afirmar que como se aleja el cometa Halley, los casos de sida aumentan. O incluso al reves, que el cometa Halley se aleja de nosotros porque los casos de sida aumentan. Todo el mundo podrá observar que el hecho de que exista una correlación perfecta entre dos sucesos no quiere decir que estén relacionados entre sí.
El sr. Juanes ha realizado un ejercicio similar. Como la correlación en algunos institutos entre notas es cercana al 1 (en ambos casos notable, por ejemplo) y en otros es cercana a 0 (notable-suspenso) concluye que como el examen está bien hecho y su corrección también, la única opción posible es que los estudiantes hayan sido aprobados (sin merecerlo) en su centro. Quizás no se le ha ocurrido otra opción más plausible: el sistema de exámenes es absurdo ya que se intenta cosificar algo que no es cosa, el conocimiento. Y propone el suspenso, ya que es sabido que si algo se repite dos veces comienza a tener lógica en el cerebro y, entonces, mágicamente se aprende.
Pero no se preocupe, han intentado argumentarlo otros antes que usted y todos han fallado con el tiempo. Por ejemplo, R. M. Yerkes, profesor de Harvard, realizó el test para cosificar la inteligencia (test IQ de Stanford-Binet) a 1.750.000 reclutas estadounidenses de la Primera Guerra Mundial. Llegó a una fascinante conclusión: el 89% de los reclutas negros tenían una edad mental inferior a los 13 años frente al 37% de los blancos. Por procedencias, los rusos tenían una edad mental de 11,34 años, los italianos 11,01 y los polacos 10,74. Su conclusión era de lo más sencilla. Los blancos son superiores a los negros. De entre los blancos, los arios protestantes eran superiores a los ortodoxos y también a los católicos. Si yo le cuento esto a alguien me dirá que lo más probable es que el test esté mal diseñado, es decir, mida algo sólo fácilmente inteligible para un americano con estudios.
A principios de siglo era palmario afirmar que el hijo de un rey ERA más inteligente que cualquier negra. Hoy en día podría apostar con usted a que existen muchos negros que en el mismo test SERIAN más inteligentes que la hija del rey (le dejo elegir el reino ya que, si no, la apuesta está ganada). Y esto no es porque haya existido una mejora genética evidente, se debe a la universalización de la educación también entre las clases más desfavorecidas (económica y culturalmente, se entiende). Nadie diría hace veinte años qué científicos eran mejores, los soviéticos o los americanos, pero hace cien años esto no sería ni tema de discusión.
La educación es, por lo tanto, capaz de alterar algo tan aparentemente inocente como el resultado de un test de inteligencia. Podría pensar que le estoy dando la razón: a mayor tiempo de educación, mayor inteligencia. Pero no es así, la cuestión es que usted da por hecho que si alguien no llega es porque le falta maduración... ¿y si lo que le faltara fuera un ambiente propicio? Entonces, por mucho que repita, no conseguirá más que desesperar a su familia.
Un último ejemplo. Cuando Abu Abdullah Muhammad ibn Musa al-Khwarizmi inventó los algoritmos era probablemente uno de los mejores matemáticos del mundo. Si hubiera nacido hace 18 años probablemente estos días no estaría ni haciendo la selectividad. Sería el hijo de un inmigrante en los suburbios de París y se dedicaría a quemar coches y ver cómo pasa el rato. O quizás, ya que nació en Bagdad, estaría luchando en la resistencia. No voy a decir que cualquier persona del mundo tenga exactamente la misma capacidad de aprendizaje, pero sí que cualquier persona (exceptuando algunas disminuciones psíquicas y casos parecidos) es capaz de aprobar el examen de la Selectividad fácilmente: sólo hay que saber leer y escribir en español, historia española, literatura española y haber atendido en clase. Al-Khwarizmi aprobaría la selectividad en su siglo IX y esta semana si tuviera los conoci- mientos sobre qué entra y cómo se hacen los exámenes. Sin embargo, si no se le da la opción de adquirir esos conocimientos, será un desheredado y sus hijas es posible que no accedan a mucho, ya que no tendrán el ambiente familiar propicio.
Concluyo. Lo que usted propone es injusto. Suspender a estudiantes porque usted considera que la correlación entre sus dos facto- res no corresponde es suponer que esa estudiante no sabe lo que se supone debería de saber y por lo tanto basta con repetírselo exactamente igual para que el año que viene tenga una correlación de 1. No es necesario observar su procedencia, su entorno, su situa- ción personal... o si el sistema de exámenes realmente significa y mide algo real.
Mi propuesta será diferente. Este problema de no correlación lo han sufrido el 10% de los examinados en la Selectividad año tras año. No es una simple cuestión de repetir. Es mucho más profundo. La solución no es ingenieril, sino política. A quien hay que suspender no es al estudiante por no haber comprendido algo, sino al Sistema Educativo por no saber explicárselo como corresponde; lo que hay que suspender es la Selectividad por suponer una traba imperialista, clasista y capitalista injusta; el fracaso escolar es el fracaso de la propia escuela; si no refundamos el Sistema Educativo y construimos uno que se adecue a las necesidades que nuestro pueblo, tiene todas sus soluciones parciales orientadas al individuo son parches. -