No sólo decepcionado, sino incluso ofendido para ser más exacto, es como me siento tras leer tus afirmaciones y la constante de unir grupos de riesgo y promiscuidad con el sida, Jokin de Irala. Tus argumentos son bastante ofensivos por más que pretendas citar a entidades como Naciones Unidas, como si dicha cita sirviera para dar más valor a unos argumentos rechazados una y otra vez por parte de las ONG y personas que vivimos con el sida.

Pero por si tienes dudas intentaré resolvértelas en la medida de lo posible.

No es cierto que para prevenirlo se tenga que hablar de grupos de riesgo unido al sida o, como dejas entrever sutilmente, a comportamientos «grupales» que potencian el sida. Son unas prácticas sin protección las que lo hacen posible. Y por más que lo pretendas unir a colectivos concretos, éstos no son los que «potencian» la transmisión del sida. Un ejemplo claro serían personas «normales» que en momentos adecuados ­como fines de semana, fiestas, etc...­ tengan unas prácticas de riesgo. No por ello dejarían o pertenecerían a un grupo que mantiene «continuamente» o no esas prácticas, salvo que tú, como dejas ver, lo quieras así.

También insistes en colectivos y promiscuidad para justificar la pandemia, ¿a qué te refieres con ello? ¿Persigues potenciar vuestro tipo de relaciones y culpabilizáis a los demás de ello? Mira Jokin, te repito que no nos imagines tan fogosos ni repetitivos, ni tan siquiera enfermizamente obsesionados con el sexo; por más que millones de infectados-afectados han previsto y deseado usar las medidas de prevención, éstas fueron no sólo negadas, sino potencialmente prohibidas en su uso, por los señores de la moralina continua. ¿Los conoces? Te los citaré, son los mismos que llevan 25 años clasificándonos en grupos de riesgo y empeñándose en culpabilizarnos mientras que el sida sigue campando a sus anchas, incluso entre su «grupo».

Pero hay algo que he de aclararte para que observes que tus puntos de vista han sido denunciados y cómo no ayudan a reprimir al resto de los clasificados desde tu centro neurálgico de la normalidad. Puesto que a Naciones Unidas te remites, sabrás que en la conferencia mundial de personas viviendo con VIH/SIDA celebrada en Acapulco en 1993, en la que también estuve, un responsable de este organismo fue «secuestrado» durante horas por los participantes como denuncia por su silencio y el de su organismo, ante las pruebas que se realizaban con niños y personas adultas en Africa y que tenían unas consecuencias mortales. Posteriormente han sido denunciados por el tema de los fármacos genéricos, por su falta de interés en las ayudas económicas, por su falta de voluntad y el repliegue en sus objetivos ante la presión de los conservadores e Iglesia, etc... ¿Te parece ético hablar de estas entidades como imparciales?

Tras estos años en que estos organismos no sólo callan sino que no toman las medidas que llevarían a paliar el mal, me parece que sería correcto no utilizar algunos de sus argumentos clasificatorios como ejemplo a seguir.

Respecto a tu cita de grupos, estilos de vida o comportamientos con mayor riesgo de infectarse, citando, cómo no, a homosexuales y heterosexuales con relaciones no mutuamente monógamas, es la cantinela repetida por los sectores ultraconservadores y represores, pero más os valdría aplicároslo. Una persona no sólo no es clasificable tan burdamente y de por vida por un sentimiento o un comportamiento como lo pretendes tú, me imagino que llevado por tu monogamia envidiable; podrías darte una vuelta y conocer a los clasificados como grupo. Te sorprenderías de lo equivocado que estás.

Y si hablas de las mujeres menores que no pueden tomar decisiones libremente sería bueno recordarte que mientras algunos citáis una y otra vez el ABC hay todo un Vademécum sobre lo que lleva a no usar las medidas de prevención; por no facilitarlas, por perseguirlas o simplemente por imponer moralidades ajenas a la situación que esta pandemia u otra enfermedad reclama.

Que sepa, a ti no se te ha negado la posibilidad de opinar, sólo te he puntualizado un tema en el que a muchos nos han ido fuerzas y parte de la vida por cambiar opiniones dañinas. Si te has sentido ofendido, lo siento.Ni porque yo viva con el VIH soy más respetable ni porque te consideres libre de todo mal unido a grupos lo serás tú, pero el uso de la razón, lejos de las imposiciones por creencias discriminatorias, es la única que solucionará o paliará el problema.

El tiempo perdido en clasificarnos, vernos más o menos promiscuos, justificar comportamientos supuestamente «inmorales o promiscuos» lo podiáis emplear en impulsar las medidas de prevención sin excusas. Sería todo un logro. -