BERLIN
La pérdida de peso de los jugadores ingleses en el partido contra Paraguay preocupa a su federación, alarmada por los efectos del calor reinante en la «caldera» de Frankfurt, pero ha dejado en cambio totalmente fría a la FIFA.
Las altas temperaturas con las que se disputó el encuentro tuvo efectos físicos entre los ingleses que perdieron el pasado sábado entre 2,4 y 3,5 kilos de peso. El equipo de Ericsson consumió en conjunto hasta 70 litros de agua durante el encuentro, mientras que lo normal serían 50.
Ante esa necesidad de hidratación, la federación inglesa pidió a la FIFA que rectifique su normativa respecto al agua que puede beber un jugador en un encuentro y argumentó que por momentos se les impidió tomar el líquido que precisaban. La respuesta de la FIFA fue categórica: las normas sobre la hidratación son conocidas por las 32 selecciones participantes.
En estas se establece el proceder a observar por el jugador, que sólo debe beber en los descansos, pero no la cantidad de botellas de agua que puede tomar.
No parece que Inglaterra vaya a sufrir de nuevo deshidratación, al menos en la primera ronda, puesto que en los siguientes partidos no les toca jugar a primera hora de la tarde, como con Paraguay, sino a la tarde o por la noche.
Los problemas de los ingleses se han recibido con cierta sorna en Alemania, país en el que, durante estos últimos días y al mediodía, se rozan los treinta grados, pero que está bastante lejos aún de ser un país tropical.