LLos vehículos de exploración enviados a Marte por la NASA, Spirit y Opportunity, han iniciado el ocaso de su fructífera labor tras superar con creces los resultados que se esperaba de ellos, pero los ingenieros de la NASA prometen intentar mantenerlos por más tiempo en activo. Esos esfuerzos adquirieron urgencia en los últimos días, al detectarse que, «aunque siguen moviéndose», sus ruedas han perdido movilidad, sus brazos robóticos tienen cada vez menos alcance y sus sistemas informáticos pierden la «memoria».
Según los científicos de la NASA, los exploradores del planeta rojo sufren las mismas condiciones a las que harán frente los astronautas que la agencia espacial proyecta enviar a Marte en las próximas décadas.
Los vehículos que descendieron en extremos opuestos de la superficie marciana hace ya más de dos años, debían tener una vida útil calculada por los ingenieros de la agencia espacial americana, de poco más de tres meses.
Al cabo de ese periodo de tiempo, las condiciones extremas del ambiente marciano debían teóricamente impedir su funcionamiento, y se preveía que el polvo del planeta rojo finalmente cubriría los paneles solares que les proporcionan la energía necesaria.
Pero nada de ello ocurrió. Cada uno se ha desplazado más de siete kilómetros sobre la superficie, 11 veces más de lo previsto y, en conjunto, han transmitido más de 150.000 fotografías de la superficie del planeta.
Además, estos vehículos de seis ruedas independientes siguieron haciendo descubrimientos. El principal de ellos fue la constatación, hace dos años, de que hubo agua alguna vez en Marte.
A esos descubrimientos se han sumado las fotografías enviadas al control de la misión, la última de ellas de un meteorito encontrado por Spirit en las cercanías del lugar donde está invernando.
Problemas de artritis
Pero las condiciones extremas de Marte se están haciendo sentir en los exploradores cada vez con mayor fuerza, según ha informado la NASA. Los vehículos tienen problemas «artríticos» en sus articulaciones, señaló la agencia espacial estadounidense, que considera a Spirit y Opportunity la avanzada más exitosa de la futura exploración en Marte.
El motor de la rueda derecha de Spirit ya no funciona; el circuito del calefactor de Opportunity se ha interrumpido y el brazo robótico del vehículo funciona sin defensa contra los ciclos diarios de temperatura del planeta que tienen oscilaciones de más de 120 grados centígrados, desde el frío al calor extremos, lo que ha intensificado el desgaste.
En una comparación con seres humanos, Jake Matijevic, jefe del equipo de ingenieros de la misión de los robots, explica que éstos deberían tener unos 60 años de edad.
«Yo ya tengo 58 años y tengo que caminar con un bastón por problemas artríticos del pasado». Lo mismo ocurre con los vehículos exploradores en Marte, según señala.
«Una vez que dejen de funcionar, echaré de menos las fotografías que envían todos los días. Pero como no me considero anciano, espero trabajar en la misión más allá de su muerte», señala Matijevic.
En estos momentos, ambos vehículos tratan de superar las dificultades del invierno marciano, estacionados en las cornisas de las laderas para aprovechar al máximo la luz solar que les llega de forma oblicua.
Spirit llegó en marzo a la planicie llamada Home Plate, donde una rueda dejó de funcionar y durante las semanas siguientes se arrastró hasta la ladera que le sirve de refugio invernal.
«Para Spirit, la prioridad única era llegar a un lugar seguro donde pasar el invierno», indicó Steve Squyres, uno de los científicos de la misión.
Explosiones y agua
En Home Plate, el explorador Spirit descubrió las huellas de una acumulación de materiales similar a la que ocurre tras una erupción volcánica o una gran explosión. «Hubiésemos querido tener más tiempo para estudiar más Home Plate, pero había que continuar la marcha hacia la ladera antes de que empeoraran las condiciones del invierno», señaló Squyres.
Opportunity, por su parte, ha pasado la mayor parte de los últimos meses en Erebus, un cráter de unos 300 metros de diámetro donde el vehículo explorador constató las huellas dejadas por un aparente flujo de agua.
«Lo que hemos visto en Erebus es un sedimento más extenso de humedad que lo que había detectado en otra parte», señaló John Grotzinger, del Instituto Tecnológico de California.
Lo que no se sabe a ciencia cierta en la agencia espacial es cuánto tiempo más podrán durar los vehículos exploradores. -