Togo podría dejar el Mundial. La noticia llamó la atención del fútbol mundial tan sólo tres días antes de que la selección africana disputara su primer partido contra Corea del Sur. Surgió, precisamente, cuando se supo que el entrenador, el alemán Otto Pfister, renunciaba a su puesto. Durante varios días, el calendario de los demás partidos dependía, en gran medida, de la crisis interna de Togo.

«Hasta ahora siempre ha salido bien», es el credo de los ciudadanos de Colonia. Otto Pfister nació hace 68 años en esa misma ciudad, levantada a orillas del Rin. Quizás sea la mentalidad, un tanto sureña, de sus habitantes, la que ha ayudado a arropar a Pfister para que éste saliera ganando de la reciente crisis que ha sacudido al equipo africano. Tres días antes del primer partido contra Corea del Sur, las agencias informaron de que Pfister había dejado su puesto definitivamente y que Togo dejaría el Mundial.

«Viene como tiene que venir», es otra de las máximas que caracteriza la forma de vida coloniense. La decisión de Pfister se debió a una bronca interna entre el equipo y su federación sobre las primas a cobrar por la clasificación y su participación en el Mundial. El desacuerdo llegó a tal punto que los jugadores se declararon en huelga y Pfister dimitió.

Curtido en mil batallas

Seguramente, el alemán sabía lo que iba a pasar y a las pocas horas saltaba la noticia: su compatriota Winfried Schäfer, ex entrenador de la selección de Camerún, era el hombre elegido para sustituirle. Varios jugadores togoleses se trasladaron a la casa de Pfister para convencerle de que debía regresar. Su «ex» exigió como condición un fax del presidente de la federación aclarando la situación. Pfister sabía a lo que se estaba jugando. Entre 1978 y 1995 entrenó a las selecciones ­incluso la sub 17 en algunos casos­ de Ruanda, Burkina Faso, Senegal, Costa de Marfil, Zaire y Ghana. Después, entre 1995 y 1997, el técnico políglota dirigió los equipos de Bangla Desh y Arabia Saudí. Con la selección nacional de Ghana llegó hasta la final de la Copa de Africa en 1992 perdiendo contra Costa de Marfil por 10-11 en los penaltis. Una curiosidad: cuando se le preguntó por la verdadera edad de su jugador Anthony Yeboah, supuestamente demasiado joven como para jugar en la selección absoluta, Pfister respondió que «bueno, no queda otro remedio que cortarle la pierna y contar los anillos anuales para conocer su edad».

Respecto a los despidos fulminantes, Pfister cuenta con una amplia experiencia. En 1997 le echaron de su puesto cuando entrenaba a la selección de Arabia-Saudí en la Confederation Cup. Su sucesor, el brasileño Carlos Parreira, sufrió la misma suerte durante el Mundial de 1998. Acto seguido, Pfister recuperó el puesto perdido. Entre 1999 y 2005 el alemán entrenó a varios clubs africanos de primera división. Y solo tres meses antes de comenzar el Mundial fichó por Togo.

En una reciente entrevista concedida a la revista de fútbol «Kicker», Pfister dijo que no daba importancia ni a la disciplina ni a la táctica. En cambio, subrayó que «el principio del fútbol profesional es aprovechar la profundidad y la extensión de un campo de fútbol según las cualidades de los jugadores. La ventaja de los africanos está en el aspecto mental y la intuición. Además, somos muy buenos en lo creativo», explicó el veterano técnico alemán.

Poco antes del partido contra Corea del pasado martes, Pfister regresó a su puesto y tras la derrota por 2-1, su equipo se enfrentará a Suiza el próximo lunes. Entonces se verá si le acompaña la primera máxima de Colonia: «Hasta ahora siempre ha salido bien». -

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