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Gara > Idatzia > Iritzia > Jo puntua 2006-06-20
Belen Martínez - Analista social
Palestina

Un experto de Humans Rights Watch declara que «todos los indicios apuntan a que fue un proyectil israelí de 155 milímetros». El gobierno israelí, que declina cualquier responsabilidad sobre la masacre ocurrida en la playa de Gaza, trata de impedir una investigación internacional independiente.

Este contexto de violencia extrema me hace recordar unos versos de Mahmoud Darwich, el poeta de la causa palestina. Unos versos que nos interpelan e invitan a actuar, (re)clamando «piedad para un pueblo al que le hemos prometido el acceso a la rosa por la puerta de las cenizas amargas». La misma interpelación en los gritos y sollozos de Huda, la niña a la que arrebataron el pasado y el presente: un proyectil acabó con la vida de su padre, sus hermanas mayores, la segunda esposa de su padre y el bebé de ambos. Su madre y tres de sus hermanos sufrieron heridas de distinta consideración. Sólo Huda y un hermano resultaron ilesos. Todas nos estremecimos con las imágenes de Huda implorando: «¡ya baba ya baba!» («¡papá, papá!»); como si la mar pudiera devolverle la vida a las personas que ella más quería. ¿Cuál es el término para expresar la volatilización de un pueblo?

La vida continúa, a pesar de las penosas condiciones de la vida diaria: empleos precarios, de subsistencia; sanciones económicas impuestas por Israel, la Unión Europea y Estados Unidos; desnutrición infantil; estado de sitio permanente; muro de la vergüenza; checkpoint; 18.700 kilómetros cuadrados de territorios usurpados y confiscados, alquilados o vendidos a colonos judíos; asesinatos selectivos (politicidio); 4 meses sin salarios para más de 160.000 trabajadores y trabajadoras; alto índice de desempleo; servicios y atención médica deficientes, con falta de medicinas vitales, incluso; 5.200.000 personas refugiadas (el 70% del pueblo palestino), de las que algo más de cuatro millones están registradas en la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA). Sin olvidar las matanzas de Deir Yassin, Qibya, Sabra y Chatila, o aquella de la refinería de Haifa, cuando el Irgun lanzó una bomba contra obreros árabes que trabajaban y convivían con judíos.

Al escoger el Estado sionista instalarse en Palestina, el estatus de las y los palestinos cambió, definiéndolos como comunidades no judías presentes en ese territorio. Nombrar Palestina y preservarla: Muqawama. Resistencia. -


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