2006-06-20
Escarmentar en cabeza ajena
Todo lo que ahora es ebullición de datos, análisis y prospecciones de futuro sobre el resultado del referéndum de reforma del Estatut catalán y las causas de tan alta abstención, se convertirá en apenas una semana en inevitable aceptación del nuevo marco autonómico-competencial para Catalunya. En los próximos meses primará la batalla electoral y después las negociaciones para la constitución de un nuevo gobierno que probablemente habrá de ser de coalición, explícita o implícita. Y a partir de que vuelva a haber un presidente en la Generalitat, se abrirá un ciclo de gestión, con reclamación y administración de las nuevas transferencias y de las anteriores competencias, donde la batalla por la capacidad de decidir pasará a un estado latente no se sabe por cuántos años. Porque los procesos de cambio o de intento de cambio del estatus político e institucional de una nación no pueden darse cada poco tiempo. No cabe decir, como hiciera Rodríguez Zapatero, que la cuestión catalana queda resuelta «para siempre», pero salvo sorpresas como un recorte extremo del Tribunal Constitucional es lógico pensar que el nuevo Estatut tenga una duración que se acerque a la del ahora reformado.
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Aurreko editorialak
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