La UE se aleja de sus ciudadanos
La cumbre anual entre la Unión Europea y Estados Unidos, celebrada ayer en Viena, concluyó con un cínico ejercicio de diplomacia internacional, con la firma de un documento conjunto de respeto a los derechos humanos y a las leyes internacionales «en la lucha contra el terrorismo». Los diplomáticos de la Unión Europea se apresuraron a aplaudir la firma del documento, a pesar de que en el mismo no hay mención expresa alguna a temas tan candentes e importantes como la cárcel de Guantánamo o los vuelos de la CIA en territorio comunitario. Nos aseguran los portavoces de ambas potencias que han hablado sobre estas cuestiones, y cada cual ha podido vender ante los medios de comunicación la versión más adecuada a sus intereses, Bush interpretando el papel que estrenara cuando dijo aquello de «quiero cerrar Guantánamo pero no sé cómo», y la UE reflejando, una vez más, que su política exterior, si existiera, sería, a día de hoy, lamentable. Lo preocupante no es que Estados Unidos, con su presidente George W. Bush a la cabeza, firme documentos a sabiendas de que incumple sistemáticamente su contenido. Lo terrible es que la Unión Europea acepte poner su rúbrica en semejante declaración permitiendo que Bush siga actuando cual si fuera un campeón de la democracia, y lo haga además en suelo comunitario. Pero es peor que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE representen a los ciudadanos de los estados miembros despreciando las decisiones de sus representantes. El Parlamento Europeo reclamó la pasada semana el cierre de la cárcel de Guantánamo y exigió a Washington que garantice la aplicación del derecho internacional a las personas allí detenidas. En su reunión de ayer, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión al menos debían haber presionado para que esa reclamación de la Cámara apareciera recogida en la declaración final. No fue así, por el simple hecho de que el Parlamento Europeo no pinta prácticamente nada en estas cuestiones y porque la política exterior y de seguridad común, por mucho que Javier Solana ostente el cargo de Alto Representante de la PESC, no existe.Sí existen los intereses estatales y sus alianzas, y está claro que no tienen mucho que ver con lo que piensa la mayoría de los ciudadanos europeos.Algunos de ellos intentaron acercarse ayer a Bush en Viena para mostrar su protesta, pero la Policía cerró y tomó la ciudad para impedirlo. -
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