Rosa ha ganado el concurso que presenta Anne Igartiburu en la primera estatal, “¡Mira quien baila!” O sea, Rosa ganó cantando y ahora gana bailando. La artista total. ¿Entrará en la industria del espectáculo escénico o seguirá siendo carne de concursos y realitys de poca enjundia? En las playas, islas o cuevas tropicales andan dándole vueltas a un mechero. Hay tesis para todos, quienes dicen que entró allí por vía vaginal y quienes rumorean que puede haber sido por vía rectal. A esto se le llama basura total. O guionistas totales que hacen de un mechero un mundo televisivo. Los “Supervivientes” están que arden.

De la primera entrega de OT todavía pululan por los platós y las discográficas algunos concursantes. David Bisbal, Chenoa, Bustamante, con disco en promoción paseándose por programas como “Noche Hache”, asunto que me deja consternado. ¿De verdad tiene algo que decir este señorito en un programa de tal noble capacidad cáustica? Si siguen por ahí nos desapuntaremos una legión de seguidores de los analistas más alucinantes de la realidad política estatal e internacional. Aviso.

Resistentes de otras ediciones de OT van ocupando lugares de menor preponderancia en el escalafón de interés televisivo, pero ahí están para ocupar plazas en algunos repartos de musicales, o para anunciar cosas, o para ocupar protagonismo menor en concursos de famosillos. Es el destino de estos seres. La maquinaria tritura todo aquello que encuentra y va dejando despojos y desechos de tienta. Pero el caso de la que se conoció como Rosa de España es bastante sugerente para hacer una serie. Con una voz prodigiosa, acabó enmudecida, con un cuerpo sobrecargado de peso, acaba bailando con soltura y donosura. De ser el patito feo parece ahora un cisne televisivo. Hay que recordar que su concurso en Eurovisión fue el último éxito de audiencia de este negocio de músicas de consumo. ¿Llegará a bailar en un musical de Broadway? ¿De qué será el próximo anuncio que protagonice? Una mujer, un mito catódico, alguien creada y moldeada en seiscientas veinticinco líneas a base de mucho esfuerzo y no menos mercadotecnia. El producto televisivo total. -