El Guggenheim muestra la faceta m�s desconocida de Max Beckmann
Max Beckmann (Leipzig, 1884-Nueva York, 1950) fue un autor tard�amente reconocido. Hasta 1980, treinta a�os despu�s de su muerte, no se convirti� en el icono del arte moderno que es hoy. En la exposici�n que inaugur� ayer el Museo Guggenheim Bilbao se muestra su faceta m�s desconocida: el Beckmann pintor sobre papel. Hasta el 17 de setiembre se exponen cerca de 70 acuarelas y pasteles que han estado diseminadas y revelan la parte m�s �ntima y privada del artista alem�n. Si sus pinturas eran m�s bien dram�ticas, a trav�s de las acuarelas se transmite muchas veces sentido del humor y espontaneidad.
BILBO
La exposici�n �Max Beckmann: Acuarelas y Pasteles� ocupa tres salas de la tercera planta del Museo Guggenheim y se prolongar� hasta el 17 de setiembre. Organizada en colaboraci�n con la Schirn Kunsthalle de Frankfurt, donde ya se ha visto la muestra, brinda la oportunidad de descubrir el lado m�s personal y espont�neo de Beckmann a trav�s de una t�cnica que le permite toda la movilidad necesaria.
La exposici�n se abre con unas proyecciones de las pel�culas familiares de Max Beckmann, en las que se le ve esquiando y disfrutando con sus familiares y amigos. Es un primer acercamiento a la figura humana del pintor, cuya nieta, Mayen Beckmann, es una de las comisarias de la exposici�n, junto a Siegfried Gohr.
En contraste con sus pinturas, en las que a menudo aparecen condensados los problemas de la historia y de la existencia humana, las acuarelas de Beckmann dejan traslucir el sentido del humor del artista, su lado amable y una espontaneidad que �revelan nuevos aspectos a los estudiosos de su obra�, destac� Gohr en la rueda de prensa ofrecida ayer.
La obra expuesta se agrupa en dos bloques: la que cre� desde los 16 a�os hasta los 20 y la posterior. Beckmann realiz� pinturas y dibujos �no as� acuarelas y pasteles� durante todas las �pocas de su carrera. De su primera etapa llama la atenci�n un autorretrato realizado por el pintor con 16 a�os en el que se le ve echando pompas de jab�n. Otro autorretrato, realizado bastantes a�os despu�s, muestra al artista ataviado con una larga visera, muestra de su sentido del humor y de que �no se tomaba muy en serio�, seg�n los comisarios.
El horror de la guerra �donde Beckmann fue enfermero voluntario� lo plasm� en dibujos y grabados. Apartir de 1917, ya establecido en Frankfurt, se dedic� a pintar �la vida que est� ah��, seg�n sus propias palabras. Realiz� retratos, naturalezas muertas, ba�istas, desnudos femeninos y plasm� el ambiente de los cabarets y bares que gustaba frecuentar. �La acuarela le permit�a la movilidad que necesitaba para trabajar en cualquier parte, sea en la playa o en la calle�, indic� Siegfried Gohr.
Fue a finales de la d�cada de 1920 cuando m�s se dedic� a crear obras sobre papel a color, algunas de gran formato. En pasteles como �Encuentro en la noche� abord� un nuevo enfoque pict�rico, que tuvo su punto �lgido en �La despedida�, su primer tr�ptico, realizado entre 1932 y 1933. A partir de entonces, Beckmann pas� de ser un observador que manten�a una distancia cr�tica hacia una sociedad que se ven�a abajo, a convertirse en un artista que intentaba evadirse recurriendo a la mitolog�a. Y pint� acuarelas como �Ulises�, �El rapto de Europa� o �Hermanos�.
Entre 1930 y 1940 el artista recurre a la acuarela para relajarse mientras acababa los complicados tr�pticos. De esta �poca son las escenas de la playa del Mar del Norte o los paisajes b�varos, adem�s de varios retratos. Con la acuarela pod�a experimentar, adem�s, llegando a soluciones pict�ricas inusuales. A los dibujos a pluma y tinta inspirados en el �Fausto II� de Goethe les siguieron con complicadas combinaciones de pluma y tinta, acuarela, guache, carboncillo, etc, realizadas en su exilio de Amsterdam despu�s de 1945 y, sobre todo, en su exilio americano despu�s de 1947.
Reunir la obra sobre papel de Max Beckmann no ha sido f�cil. La mayor�a est� en manos privadas y otra pertenece a museos que �a veces no saben ni d�nde la tienen�, en palabras de su nieta. El hecho de que en vida Beckmann no fuese suficientemente reconocido ha contribuido a que su obra est� tan dispersa. En los �ltimos a�os sus cuadros se han revalorizado mucho. Hoy d�a, una de sus obras figura como la m�s cara del arte alem�n del siglo XX.
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