El Parlamento alemán, el Bundestag, ha estado debatiendo sobre el presupuesto del Estado. El viernes, la Gran Coalición, formada por democristianos (CDU), socialcristianos (CSU) y socialdemócratas (SPD), lo aprobará con su mayoría de votos. Por quinta vez consecutiva Alemania vulnerará los criterios de estabilidad de la Unión Europea (UE). Para paliar este hecho y las consecuencias de su política, la jefa de Gobierno hizo referencia, en su intervención del miércoles, a los éxitos de la selección alemana y al ambiente. Por el buen ánimo de los alemanes, «no temo que este país no vaya a superar los desafíos ante los cuales nos hallamos todos» dijo la cristianodemócrata. Con esta palabras no se refirió a los obstáculos que separan los muchachos de Jürgen Klinsmann de la copa de la FIFA, sino a las «crueldades sociales» que tiene preparadas para después de los Mundiales.
Durante un acto de la influyente Federación de la Industria Alemana (BDI), Merkel dijo que Alemania es «también un caso de reestructuración». Añadió: «Quiero subrayar que incluso con la subida del IVA no se hará más fácil la situación en lo que se refiere a los presupuestos de 2007, 2008 y 2009».
Quizás en otro momento, sin los Mundiales en casa, estas palabras habrían hecho sonar el alarma social. La semana pasada la Gran Coalición aprobó con su mayoría de votos tanto en el Bundestag como en la segunda Cámara, el Consejo de los Estados federales (Bundesrat), la subida del IVA del 16% al 19% para 2007. El Ejecutivo opina que esta medida forzará a los alemanes a gastar más dinero este año dando un impulso a la economía nacional que se notará también en el que viene. Las mismas esperanzas comparten algunos políticos respecto a los mil millones de euros que los visitantes extranjeros dejarán supuestamente en Alemania durante el campeonato. No obstante, expertos económicos dudan de que este mega evento pueda tener algún impacto sobre el PIB.
Merkel está buscando el éxito rápido pero unir su política con la suerte que pueda correr la selección alemana es peligrosa. En las encuestas ha vuelto a perder terreno frente a su futuro rival por la cancillería, el presidente del SPD Kurt Beck. Le lleva sólo una ventaja de tres puntos. Al mismo tiempo, acaba de recibir una fuerte crítica por parte del presidente del BDI, Jürgen
Thumann. «Hay que darse más prisa» dijo frente a la canciller, insistiendo en la pronta y rápida realización de las grandes reformas. Si la Gran Coalición actuase más decididamente, dice Thumann, entonces la economía alemana podría crecer dos puntos este año. En caso contrario, bajaría.
Una de las «grandes reformas» es la discutida subida del IVA. Otra se fija en el sistema de sanidad. Según el SPD, en adelante también los seguros privados de enfermedad deben aportar un porcentaje a un fondo común.
Personas de ingresos altos suelen tener un seguro privado, que cubre más servicios que los públicos. Pero en este grupo hay también muchos autónomos que no ganan tanto. Estos temen que no puedan afrontar una subida de hasta 200 euros mensuales, si el SPD logra imponer su voluntad. Además, los seguros privados han activado sus contactos en la CDU/CSU para evitar que esto ocurra.
Paralelamente el ministro de Hacienda, Peer Steinbrück (SPD), quiere bajar el impuesto industrial para las grandes empresas. Muchas de ellas, por ejemplo, la Daimler Chrysler, no lo pagan a pesar de sus mulitmillonarios beneficios porque pueden desgrabar ciertos gastos. Los perdedores son los municipios.
He aquí el siguiente punto de conflicto. Los médicos de los hospitales municipales se quieren lanzar a la huelga porque reclaman un contrato parecido al de sus compañeros de los hospitales universitarios. Para ello estos últimos tuvieron que protagonizar una huelga de tres meses la más larga de la Historia reciente de Alemania.
40 horas sin cobrar
Los únicos que hasta ahora no se han echado a la calle son los cuatro millones de parados. Sobre ellos penden nuevas y drásticas medidas de control. Si fuera por el cristianosocial Stefan Müller los desempleados de larga duración deberían presentarse cada día en su oficina de Trabajo desde donde serían trasladados a sus puestos de trabajo. Según el diputado, los desempleados deberían trabajar 40 horas la semana sin cobrar un euro, salvo las prestaciones que ya están recibiendo. A algunos izquierdistas esta idea les ha recordado al «Servicio de Trabajo del Reich», creado por los nazis, sobre cuya base se construyeron las autopistas y fortificaciones de Hitler.
Para frenar el avance de las ideas neoliberales tanto los
sindicatos como los socialistas del Linkspartei han lanzando una campaña para
reclamar la introducción del sueldo mínimo. Como argumento sirven los resultados
obtenidos en otros países de la UE, como en el Estado español por ejemplo. Sin
embargo, mientras el fútbol emborrone la mente, como si fuera el nuevo opio de
los alemanes, las propuestas de la izquierda no avanzarán. -