LAB ve con inquietud el futuro industrial de Arcelor tras su fusión con Mittal Steel
La operación de fusión acordada por Arcelor y Mittal Steel ha generado preocupación e inquietud entre los trabajadores de las diez plantas en Euskal Herria, según indicó ayer LAB. Al igual que ya lo hicieran ELA y CCOO, el sindicato abertzale recordó que «este tipo de operaciones no traen consecuencias positivas para la clase trabajadora». Recuerda anteriores procesos vividos en la anterior fusión con Arbed y Usinor, que significó la venta de cinco plantas.
DONOSTIA
«Esta operación, una vez más, se ha realizado a espaldas de los trabajadores», manifestó ayer LAB, sindicato que mostró su preocupación por el futuro de las diez plantas que el grupo siderúrgico tiene en Euskal Herria. Tres fábricas se encuentran en Gipuzkoa: en Olaberria, Zumarraga y Bergara; otras tres en Bizkaia: ACB, API Etxebarri y Arcelor Distribución Iberia; una en Araba, Arcelor SSCSalvatierra; y otras tres en Nafarroa: Lesaka, Legasa y Berrioplano. Dan empleo a 4.100 trabajadores y producen 3,5 millones de toneladas anuales de acero crudo.
Los accionistas de Arcelor tienen que dar el visto bueno a la operación este viernes, lo que supondrá abandonar el plan de fusión con la rusa Severstal. La oferta de Mittal Steel es un 44% superior a la propuesta hostil inicial.
LAB señala que el acuerdo entre las principales compañías sideúrgicas «no traerá consecuencia spositivas para la clase trabajadora». A la realidad de Arcelor se remite la central, ya que en el anterior proceso que dio origen a Arcelor, cinco plantas de Euskal Herria cambiaron de manos: Lasao, Azpeitia, Lesaka (Zalain), Berriobeiti y ADA, en Baiona.
«Si cabe indica el sindicato que lidera Rafa Díez esa operación es más preocupante todavía, porque desde que Mittal anunciase la OPAhostil frente a Arcelor el pasado 27 de enero de 2006, la dirección de esta última se ha empeñado en involucrar a los trabajadores y sindicatos de sus empresas en la defensa de los intereses de Arcelor, cuando en realidad lo que se perseguía era estar en mejor posición de mercado para favorecer la trasacción económica». A ese hecho grave para la central sindical, se une que «se ha realizado a espaldas de los trabajadores», por lo que LAB insta, una vez más, a las administraciones de Gasteiz e Iruñea «a que se interesen también por el porvenir de los diez centros que quedan en Euskal Herria, ya que en algunas de ellas reina la inquietud y la incertidumbre ante el futuro inmediato».
LAB asume, por último, el compromiso de trabajar con todos los agentes «por el mantenimiento del tejido industrial vasco, el empleo y la calidad en el trabajo».
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