El sentido común ha pasado ya a mejor vida en la política española. Y si no se lo creen, repasen los últimos acontecimientos en relación a los empresarios detenidos y comprobarán que no exagero.

La última actuación del juez Grande Marlasca ha sido puesta en tela de juicio por muchos, pero exaltada también por los elementos más obtusos. Tomemos dos muestras.

En “El Mundo” el editorialista la emprendía contra Joseba Azkarraga por haber criticado al magistrado: «hay uno de los ataques que merece un comentario aparte. Que Azkarraga califique como ‘despiadado’ ‘guerrero del antifaz’ a Marlaska rebasa todos los límites (Š), sus palabras pueden interpretarse como una coacción al órgano de Gobierno de los jueces. De hecho, Azkarraga ha llegado a exigir al CGPJ que investigue las ‘sospechas’ de que Marlaska actúa por motivos espurios».

A partir de ahí, Pedro J. Dice a todo el mundo lo que debe hacer (costumbre inveterada del personaje): «El CGPJ debe reaccionar, pero en sentido opuesto al que reclama el consejero. El apoyo de su portavoz Enrique López no basta. Si el Consejo fue capaz de emitir un comunicado amparando al juez Del Olmo de las críticas fundadas de un periodista, lo mínimo que debe hacer ahora es dictar una resolución fulminante defendiendo a Marlaska, que lo que está haciendo es defender el Estado de Derecho y perseguir lo que, según todos los indicios, es un delito claro de colaboración con banda armada». O sea, los empresarios, a chironaŠ

Y en “Diario de Navarra” el editorialista advertía que «Si el juez ha dejado en libertad a los dos detenidos no se debe a que haya apreciado en ellos miedo insuperable provocado por las cartas etarras, sino a que el fiscal no pidió medida cautelar alguna (...) Así, el caso se sitúa en una línea personal, evidentemente molesta e incorrecta para quienes tratan de que en el Estado no existan tres poderes independientes, sino a lo sumo tres funciones de un único poder. Grande-Marlaska se desmarca de la dirección impuesta por el Ejecutivo (...) Así, el juez impidió ayer en Barcelona una conferencia de Otegi, que había sido presentado como portavoz de Batasuna y luego de ‘izquierda abertzale’. Sólo el hecho de que se ofrezca ­en esta ocasión un periódico­ tribuna respetable a quien no ha renunciado a la lucha armada refleja la grave inmoralidad del momento». No tienen ni pies ni cabeza. - msoroa@gara.net