CCOO y ugt, obligados a dar marcha atras
Ni UGT ni CCOO esperaban una respuesta tan activa de los trabajadores del grupo Izar de rechazo a los planes que firmaron en mayo con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).

Ambos han tenido que recular y se han desvinculado del mismo, después de que anunciaran al unísono, por activa y por pasiva, que era la mejor salida para el personal de los astilleros. Algunos, de todas formas, creen que esa marcha atrás es táctica, «una trampa», como lo definen los trabajadores, para provocar una tensión que lleve a los trabajadores a «aceptar lo malo conocido o al cierre definitivo de La Naval, La Juliana, Sevilla y Manises».

En este proceso, el secretario general de UGT, Cándido Méndez, ha quedado desautorizado por Manuel Fernández, “Lito”, secretario general de la Federación del Metal, al aceptar el segundo su salida del acuerdo, al comprobar que CCOO había dado ya ese paso. Unas horas antes Méndez proclamó la bondad del acuerdo para el futuro personal de los trabajadores.

Sólo el Colectivo Autónomo de Trabajadores (CAT)y ELAse han mantenido desde el inicio del proceso, en 2004, a favor de mantener a Izar dentro del sector público, ya que es la única manera de ofrecer futuro.

En ese tiempo, CCOO y UGT se han dedicado a negociar a espaldas de los trabajadores y éstos «no han caído en la red que les habían extendido», explica el CAT, que mantiene el objetivo fundamental de continuar las movilizaciones hasta «que se declare nulo el proceso de privatización, porque se está incumpliendo el acuerdo del 16 de diciembre de 2004, que no lo firmamos, ni lo firmaremos».

El colectivo de trabajadores recuerda abiertamente que, tanto UGT como CCOO, «nos dijeron, primero, que el acuerdo de mayo era el mejor posible; luego, que era reformable y, en este momento, que es un cuento». Por ese motivo, el CATreconoce que «el tiempo nos está dando la razón» y que quienes «han mentido a los trabajadores han sido esos dos sindi- catos, como lo han hecho siempre. Lo que ocurre es que los trabajadores se han dado cuenta a tiempo».

La realidad muestra lo complicado de la situación. Porque CCOO, UGT y la SEPIfirmaron un documento que, infructuosamente, han tratado de modificar en estos momentos, porque el presidente de la sociedad estatal, Enrique Martínez Robles, considera, igual que Cándido Méndez, que «es el mejor para los trabajadores». La experiencia indica que, por principio, no se debe creer a quien, desde su posición privilegiada, mantiene eso. Así ha sido. Seis semanas después de alcanzado ese acuerdo, CCOO reclama que se cumpla el firmado en diciembre de 2004 y recuerda a Martínez Robles que la SEPI «se comprometió a tener mayoría en la futura empresa».

En el acuerdo de mayo, por otro lado, CCOO y UGT, a quienes se les supone que defienden a los trabajadores, se olvidaron de introducir que las condiciones laborales y «los incrementos salariales se determinasen mediante el IPCanual», como añadió CCOO, sin que este extremo haya sido aceptado por la SEPI. También prefirieron fijar sólo una garantía de tres años en el mantenimiento del empleo, en vez de en los diez años que la SEPI mantiene que hará. CCOO, en último lugar, introdujo al final que «la SEPIdebe entrar a formar parte del holding». Ante tanto olvido, ¿qué ha pasado para que ni CCOO ni UGThayan velado por quienes dicen defender? -