BERLIN
La «pequeña final», el tradicional partido por el tercero puesto al que los equipos llegan siempre buscando un adiós digno en medio de la decepción, servirá esta vez no sólo de consolación para Portugal y Alemania sino, probablemente, de despedida a dos grandes como Oliver Kahn y Luis Figo. El adiós de Figo ya ha sido anunciado por el mismo jugador y el de Oliver Kahn, si se tienen en cuenta sus 36 años y el hecho de que no es titular, es bastante probable. El guardameta ha sido confirmado en la alineación alemana por el técnico Jurgen Klinsmann.
La melancolía que envuelve siempre la pequeña final se mezcla además con la opción que tendrán algunos jugadores alemanes que han aparecido poco en el torneo de tener una presentación mundialista.
El central Per Mertesacker y el lateral derecho Arne Friedrich serán baja por lesión lo que permitirá el ingreso de Robert Huth y el cambio de posición de Philipp Lahm, que dejará la banda izquierda para pasar a la posición de Friedrich.
Como lateral izquierdo estará Marcell Jansen que celebrará su debut mundialista. En el centro del campo Tim Borowski, si está en forma, deberá cubrir la baja, por lesión, de Michael Ballack .
Un objetivo alemán, además de la consolación del tercer puesto, será asegurarle el título de goleador del torneo a Miroslav Klose, si éste puede jugar tras superar unos dolores en la pantorrilla.
Para Portugal el tercer puesto puede tener más valor que para Alemania debido a que con ese logro los dirigidos por Luiz Felipe Scolari igualarían la mejor campaña portuguesa realizada en 1966 por el legendario equipo liderado por Eusebio. Tanto Scolari como el seleccionador alemán, Jurgen Klinsmann, llegan al partido con el respaldo pleno de sus respectivas federaciones y de sus aficiones y del deseo de que continúen en su cargo para la Eurocopa 2008.
El cenit a medio plazo
Scolari le ha dado a Portugal una mentalidad ganadora y le ha inyectado efectividad. Ha puesto a su equipo al borde la final, y eso, pese a la decepción de haberse quedado tan cerca, es visto como un gran éxito. Klinsmann despertó del letargo al fútbol y creó una simbiosis impresionante entre el equipo y la afición que no terminó con la eliminación. Ambas selecciones están en un proceso de crecimiento y es posible que su cenit llegue en dos o cuatro años.
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