La junta directiva de Nissan ha dejado en las manos de Carlos Ghosn, su presidente y director ejecutivo, cargos que ocupa también en Renault, las negociaciones sobre la propuesta de accionistas de General Motors (GM) para que la empresa estadounidense sea admitida en la alianza del fabricante nipón y Renault. La iniciativa para participar en ese «club» partió del multimillonario Kirk Kerkorian, quien en una misiva de sólo tres párrafos enviada al presidente de GM, Rick Wagoner, y firmada por Tracinda, su compañía de inversiones que controla casi un 10% del fabricante de automóviles, abogaba por aliarse con las compañías francesa y nipona para rescatar a la empresa de la crisis.
La hipotética alianza daría lugar a la mayor empresa del sector en el mundo y terminaría con las pretensiones de Toyota, primer fabricante nipón del motor, de arrebatarle el liderazgo a GM. «Es nuestro entendimiento que Renault S.A. y Nissan Motor se muestran receptivos al concepto de incluir General Motors en su asociación-alianza y en la compra a General Motors de un interés minoritario significante de la compañía», señalaba en la carta.
«La asociación-alianza Renault-Nissan ha creado tremendas sinergias de ingeniería, fabricación y mercadotecnia, resultando en sustanciales beneficios y ahorros en costes tanto para Renault como Nissan», añadía.
Kerkorian considera que la participación de GM en una alianza similar con los fabricantes europeo y asiático permitirá mejorar la situación financiera de la compañía y aumentar el valor de las acciones, castigadas en los últimos años por la constante pérdida de mercado en Estados Unidos.
«Por lo tanto, instamos al Consejo de Directores que
forme un comité para inmediata y totalmente explorar esta oportunidad junto con
la gerencia», terminaba señalando la misiva.
Destruccion de 30.000 empleos
La maniobra de Kerkorian, de 88 años, es la última del inversor estadounidense en su campaña por influir en la marcha de GM desde que el año pasado expresase su interés por controlar el fabricante de automóviles que atraviesa una de sus peores crisis financieras. La compañía ha puesto en marcha un plan para eliminar 30.000 puestos de trabajo, clausurar factorías y reducir costes sanitarios de acuerdo con el poderoso sindicato AUW.
En otra misiva a los presidentes de Renault, Louis Schweitzer entonces al frente de la compañía, y Nissan, Carlos Ghosn, Tracinda anuncia el envío de la carta a Wagoner y recuerda que «como recientemente discutimos con Ghosn, Tracinda cree que General Motors, Renault y Nissan deberían explorar una alianza-asociación de las tres compañías». Renault posee el 44,4% de las acciones de Nissan y el fabricante nipón el 15% de Renault, relación que ha permitido a Nissan recuperarse de la grave crisis que atravesó a finales de los 90.
Tras la adquisición de la participación en Nissan, Renault envió a Japón a Carlos Ghosn, considerado como el autor de la radical reestructuración que ha reflotado Nissan en los últimos años para dirigir la compañía.
Ahora, será el encargado de analizar la propuesta de General Motors.
En una reunión de carácter extraordinario de la junta directiva, la cúpula de Nissan acordó iniciar el estudio para aceptar a General Motors en su alianza con Renault, en el caso de que la dirección del fabricante estadounidense apoye la propuesta de sus accionistas.
La posibilidad de un inusual triunvirato que aúne a fabricantes del motor en tres continentes implicará además al Gobierno francés, propietario de cerca de un 10% en Renault, por lo que el ministro galo de Economía, Thierry Breton, manifestó a los medios que estará «muy atento» a las negociaciones.
La propuesta de GM corona una serie de rumores nunca
confirmados sobre un supuesto e insistente flirteo corporativo de la empresa
estadounidense para contratar a Ghosn, ejecutivo franco-brasileño famoso por
revitalizar empresas en crisis como Michelin, Renault y Nissan.
«Guru» corporativo
Carlos Ghosn fue enviado por Renault para reflotar a Nissan, tras hacerse su accionista mayoritario, y logró devolver en tres años la rentabilidad a la empresa nipona, que arrastraba deudas netas de 1,4 billones de yenes (más de 12.000 millones de dólares). Renault pagó 5.400 millones de dólares por un 37% de Nissan y dio luz verde a Ghosn para seguir adelante con sus drásticos recortes de personal. Pese a ello, el ejecutivo se convirtió en un «gurú» corporativo en Japón y su filosofía administrativa es pregonada en programas de televisión, biografías y hasta historietas de manga (tebeos).
Su reputación en Japón sigue invicta pese a la reciente caída de ventas de Nissan que, según Ghosn, estaban previstas y seguirán hasta octubre, cuando se lancen nuevos modelos.
Sobre qué tipo de acción tomará Ghosn al frente de las tres empresas, las predicciones varían entre el optimismo de que se repita el «milagro» de Nissan-Renault y el temor a que vuelva a tener lugar una tragedia estilo Daimler Chrysler.
El escenario positivo prevé una fuerte reducción de gastos por medio de la colaboración de Nissan, Renault y General Motors en ingeniería, compartiendo plataformas y consolidando sus operaciones de manufactura, según los analistas del diario ‘‘Nihon Keizai’’.
El rotativo señala a su vez la posibilidad de que la triple alianza desemboque en el mismo cauce turbulento que ha recorrido Daimler Chrysler después de haber partido con la perspectiva de convertirse en la empresa del motor más rentable del mundo.
El arquitecto de la alianza entre el fabricante norteamericano y el alemán, Jurgen Schrempp, tuvo que abandonar la empresa tras ser reprendido por los decepcionados accionistas, según el rotativo “Nihon Keizai”. También advierte de que hoy por hoy ese fabricante mixto vale unos «42.000 millones de dólares menos que los días en que se anunció la boda». -
