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Gara > Idatzia > Jendartea 2006-07-16
En Mutriku, la acuicultura sí tiene quien la quiera
Una planta de cultivo de erizos marinos, quién sabe si de gusanas para utilizar como cebo, incluso la producción de caballitos de mar para vender al siempre exótico mercado asiático... Son planes que rondan la mente de los alumnos de la primera promoción de la Escuela de Acuicultura de Mutriku, única en Euskal Herria.

Cada vez que leo un titular sobre la acuicultura en un periódico, siempre es negativo», se molesta enérgico, mientras nos muestra un erizo de mar criado en cautividad, Imanol Garate, profesor de la Escuela de Acuicultura situada a pie de puerto de Mutriku, única en su especialidad en Euskal Herria, y que acaba de poner en el mercado laboral su primera promoción de técnicos. Bien preparados, dicen, desde que se embarcaron en estos estudios hace dos años, estos diez jóvenes tienen claro que el país costero en el que viven no apuesta por la cría marina en cautividad, o, al menos, sus responsables pesqueros. «Si tú te fijas en un mapa de la península, verás desde el Mediterráneo al Cantábrico instalaciones de acuicultura. Y sigue por toda la costa del Estado francés. Sólo hay un hueco: nosotros», ilustra este docente.

La Escuela de FP de Mutriku apenas ha tenido proyección en los medios de comunicación, más allá del día de su inauguración en abril del año pasado. Aquel día no faltó el consejero de Pesca. El mismo Departamento que, para comprensión de propios y asombro de extraños, no ha puesto un solo euro en este centro. «Si no es por Educación que puso el dinero y por Puertos que nos cedió el espacio, no habría escuela», se apresura a recordar Inaxio Manterola, otro de los profesores que hace de guía en esta visita por las instalaciones.

Ambos se muestran cansados de escuchar siempre un argumento que, como aseguran, se repite desde hace veinte años, cuando otros ya empezaron a apostar por esta alternativa al desgaste de los caladeros: que la costa vasca ni sus aguas son adecuadas para la acuicultura. «¿Entonces, los de Cantabria son tontos, los asturianos gilipollas y los gallegos bobos? Aquí hay algo que no concuerda y es la política pesquera del Gobierno vasco, que es un desastre. Si el Gobierno vasco tuviera que analizar el Cantábrico para decidir si habría que impulsar la pesca o no, ahora mismo no tendríamos ni un barco, ni un puerto», se enoja sin paños calientes Manterola.

Mas que piscifactoria

Mientras recorremos las aulas en las que se imparten las clases, los laboratorios en los que se trabaja y disecciona, y la amplia y húmeda sala de cultivo llena de enormes bidones de agua que albergan las especies con las que trabajan en la escuela, ambos profesores reiteran la validez de la acuicultura como «una apuesta de país», de la misma manera que hacen ya la mayoría de países costeros del planeta. «La acuicultura no es lo mismo que la piscifactoría; la acuicultura no es sólo el cultivo de especies marinas. Es un sector en sí mismo, que también necesita tecnología, y en tecnología estamos cansados de oírlo: somos de los mejores», recuerda Imanol Garate.

Sin embargo, una y otra vez se topan con la misma respuesta por parte de los responsables pesqueros de Lakua o del Instituto Ocenográfico Azti: nuestra costa no es el lugar más apropiado.

«Nuestro litoral no es bueno para la acuicultura, ¡pero para la pesca tampoco! y no es el más apropiado según para qué peces o según qué técnicas. Bretaña tiene una mar mucho peor que la de aquí y tienen cultivos de un montón de cosas. Hoy en día te vas a Irlanda, a Noruega, y todo se cultiva en jaulas mar adentro. ¿Qué pasa, que aquella mar es mejor que ésta? Pues ellos allí te dicen lo contrario. Y si no es el mejor sitio, vamos a poner los medios para poder hacer cosas adecuadas a nuestro litoral», expone contundente Garate.

«Lo que no hay es una apuesta. A doscientos kilómetros al este y doscientos al oeste se hace. ¿Y aquí no? Es absurdo. La solución del Gobierno vasco al problema de la falta de pesca de nuestros arrantzales es hacer convenios con Chile para mandar nuestros barcos. ¿Y cuando allí se acabe? No olvidemos que, junto a los noruegos, los vascos somos los mayores consumidores de pescado de toda Europa», pregunta, repregunta y constata Inaxio Manterola. El 15% del pescado que se come en todo el planeta es ya de acuicultura, según la FAO. Un porcentaje que progresa a la velocidad a la que descienden las capturas en todo el mundo.

«Tú vas a cualquier superficie comercial y gran parte de lo que consumimos de pescado es ya de acuicultura. ¿Que es mejor el salvaje? Ya, igual es mejor el jabalí que el cerdo, pero no hay jabalí para todos», plantea Imanol Garate.

La mala prensa

Sin embargo, son conscientes de que esta práctica sigue teniendo una cierta mala prensa. Su calidad, sus métodos de trabajo... «Es que aquí parece que se les da veneno a los peces. Lo que decimos es que igual que en la agricultura, la ganadería o la silvicultura, la ética la ponen las personas y también hay una acuicultura ecológica. ¿La calidad del pescado se nota? Según como lo alimentes. ¿Que hacen falta un montón de kilos de pescado para engordar un kilo la especie que tú cultivas? Hombre, si es carnívoro como el rodaballo o la merluza, ¡en jaula y en mar abierto! Un león que come dos kilos de gacela no engorda tres. Al revés», responde argumentativo Manterola.

Otro argumento esgrimido por los responsables vascos de pesca es que el desnivel desde la mar a las plantas en tierra obliga a bombear agua y eso genera un elevado coste económico. Sin embargo, en casi todos los lugares se está imponiendo una solución: la recirculación o aprovechamiento del mismo agua. «Ahí tienes el ejemplo de las angulas en Aginaga, con un riachuelo tienen suficiente para hacer no sé cuántas toneladas. Son técnicas nuevas que todos están aplicando», exponen.

Precisamente, en los avances tecnológicos del propio sector es en lo que insisten ambos como una vía más de inversión en la acuicultura. «Ese avance está aquí, no en Galicia. Si alguien puede hacer jaulas buenas para criar rodaballo lo haría una empresa vasca, seguro. Si aquí trabajas la tecnología para acuicultura, exportarías a todo el mundo. Hablamos de un sector completo, pero el problema es que siempre están poniendo trabas», se queja Manterola.

Producción, tecnología, ¿y repoblación? «Aquí en los ríos solemos echar alevines de trucha, de salmón... ¿y por qué no repoblar el mar? En Galicia, Irlanda y Noruega tienen un programa de repoblación de rodaballo. Nosotros tenemos bogavantes que han nacido aquí, en la Escuela. Repoblarlo en la costa, igual sólo te sale uno, pero aquí podemos hacer doscientos, trescientos, cuatrocientos, y los puedes echar a repoblar», explican. Y quien dice bogavantes, dice nécoras u otros moluscos.

Repoblación de nuestra costa, pero también cultivos auxiliares, ya que para pescar o criar, hay que dar de comer y otra de las salidas en la producción de zooplancton. El cultivo de algas es otro de los mercados en expansión y el 40% de las que se consumen ya en el mundo son de ‘granja’. «Cuerdas con algas en la costa, echas en setiembre y recoges en abril, en doce hectáreas sacas veinte toneladas, y sólo necesitan luz y nutrientes. Aquí eso se podría hacer sin problema, pero lo planteas y parece algo plutoniano», apunta Manterola.

Insisten, no hay apuesta política por este sector. «En su día se decantaron por el turismo», apostilla Imanol Garate. Por no haber, dice, no hay ni legislación costera que dé cabida al sector acuícola.

«Lo que no pueden hacer es no querer hacer algo e impedir que otros lo hagan. Y eso es lo que llevan haciendo veinte años. Si hace veinte años hubiéramos empezado a hacer pruebas con anchoas, ahora quizá estaríamos haciendo alevines como locos», apostilla Inaxio Manterola. -

MUTRIKU



Hacer practicas con caballitos de mar
J.V.

MUTRIKU

En la amplia sala de la escuela que alberga los enormes bidones con especies criadas en cautividad por los alumnos, al fondo, casi desapercibido, un enorme cajón de unos dos metros cuadrados emula, separado en dos compartimentos, la técnica de las mareas. Bajamar y pleamar. Bajo la tierra del fondo de este habitáculo, se esconden cientos de gusanos. «Es el trabajo de uno de los alumnos, los cría como cebo para los pescadores», aclara el profesor Imanol Garate.

Otro estudiante de esta primera promoción ha ideado un proyecto empresarial para cultivar erizo de mar en nuestra costa. «La nuestra será una de los mejores lugares para el erizo. Hasta los irlandeses, que ellos lo cultivan, nos dicen que cómo aquí no lo hacemos con la temperatura del mar que tenemos», prosigue. «Es complicado, porque hace falta inversión, pero la principal pega que puede tener este chaval es la Administración», añade.

La decena de alumnos que acaban de terminar sus dos años de estudios han tenido oportunidad de hacer prácticas allá donde el cultivo marino está ya implantado como una actividad empresarial más. Una experiencia que demuestra bien a las claras la variedad de campos que ofrece este sector.

Cinco de ellos han estado en Irlanda: dos cultivando salmón y bacalao en jaulas marinas; otros dos en un centro de investigación cultivando crías de bacalao y zooplacton para alimentar a las crías; y el quinto, en una factoría que produce caballitos de mar. «Era una empresa que hacía acuarios con caballitos de mar, hasta que desde China les empezaron a pedir en gran cantidad. Ahora venden la leche y a buen precio. Los irlandeses nos dicen que no les importa contarnos la técnica, porque lo que hagamos nosotros y lo que hagan ellos, se vendería todo», explica Inaxio Manterola.

Otros dos estudiantes que han acabado la carrera han hecho sus pinitos en Ipar Euskal Herria y dos más en empresas francesas, en trucheras y centros de investigación.

El rodaballo, el besugo, el pulpo, el erizo de mar ­«lo tendríamos todo vendido»­, algas de todo tipo, alevines de anchoa o berdel como cebo para el atún... incluso hasta competir con los gallegos cultivando mejillón. «La holoturia es como un mocordo de mar, largo, que vive en los fondos comiendo toda la mierda. No le hacemos ni caso. En cambio, en Indonesia, lo evisceran y lo pagan a precio de oro», comenta Garate.

En la Escuela Mutriku tratan de trabajar con especies variadas. Han criado bogavante, este curso han conseguido huevos para eclosionar de salmón y trucha, el próximo año lo intentarán con lubina, dorada, rodaballo y quizá lenguado. También han cultivado quisquilla. Tienen como objetivo hacer lo propio con el besugo. En Andalucía, la salida profesional se enfoca hacia la dorada y la lubina; en Galicia, al mejillón. Aquí, sin salidas laborales claras, se trata de abrir el abanico de los conocimientos.

La Escuela de Mutriku está acondicionada para atender a unos quince estudiantes, pero para el próximo curso ya tienen inscritos una veintena. Como la misma mar, las expectativas se pierden en el horizonte. Sólo falta apostar por el sector, repiten desde el propio centro.

UN litoral apto para ciertas especies

En Galicia, crían almeja y la plantan como si de una huerta se tratara. «En la bajamar, alquilan terreno, cogen un pedazo de playa y allí lo crían. Según como lo exploten, les irá mejor o peor. Han llegado al punto de que lo tienen que vigilar para que no les roben. Aquí, eso se podría hacer en Mundaka, en Hondarribia o en Zumaia sin ningún problema, ni de espacio ni de nada», cuenta Inaxio Manterola.

Uno de los argumentos utilizados por los responsables vascos de pesca es el oleaje o la inapropiada temperatura del agua. «Para dorada no, porque crece más en aguas más cálidas, pero nadie hace rodaballo en el Mediterráneo. Se hace en Galicia, Asturias, desde La Gironde a La Rochelle... ¿Por qué aquí no se puede?», se pregunta Imanol Garate. «Para el erizo de mar es uno de los mejores lugares. Para el besugo, también», añade. «El problema es que hay conceptos falsos que se venden intencionadamente», sigue. Inaxio Manterola, una vez más sin esconder sus críticas al opinar, lo tiene claro: «AZTI dice muchas cosas gratuitamente sin llevar la razón».


 
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