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Gara > Idatzia > Ekonomia 2006-07-17
Alain DUZERT | Secretario General de la Unión Local CGT de Baiona
«La presión hacia los trabajadores para vetar sus derechos es cada vez mayor»
Prefiere el término coordinador al protocolario de secretario general, función que asumirá los próximos tres años en el seno de la Unión Local CGT de Baiona. En el congreso celebrado hace un mes, además de los objetivos sindicales habituales se han marcado otros campos de acción, como la vivienda o la lucha contra la discriminación.

Acaba de ser elegido secretario general de la Unión Local CGT de Baiona compuesta por cerca de 120 células o grupos sindicales que abarcan diferentes sectores, tanto de la empresa privada como del servicio público. Tiene 45 años y es un veterano militante, convencido de que hay que abrir puertas y adaptarse a las formas de vida actuales, sobre todo para que la juventud descubra y se implique en la lucha sindical.

­¿Cuáles son los principales temas que su sindicato abordará los próximos tres años?

En realidad este último congreso no ha inventado nada. Hemos confirmado los ejes prioritarios (salarios, empleo, lucha contra la precariedad...) partiendo de la situación que viven los trabajadores en sus centros de trabajo y de lo que el propio sindicato recaba de sus bases. La organización y el funcionamiento han sido adecuados. Habrá un consejo sindical que agrupará representantes de las diversas ramas o sectores profesionales que será el órgano político decisorio de la UL. Esperamos que con el intercambio entre las bases consigamos que el sindicato esté más cerca de los trabajadores y responda lo mejor posible a sus aspiraciones. Además, hemos elegido un grupo de coordinación con un secretario general que es el órgano que pondrá en práctica las decisiones del consejo que se reunirá cada seis semanas.

­Sin embargo, un aspecto novedoso es que han manifestado la intención de abrirse a otras temáticas y de convertirse, más allá de la UL de las diferentes células sindicales, en la «unión local de los afiliados». ¿Qué significa eso?

Cuando se analizan los diferentes componentes de la vida de un trabajador en la actualidad, además de las reivindicaciones básicas (empleo, sueldos, contratos de trabajo, jubilaciones) constatamos que también existen otro tipo de cuestiones que influyen en su vida cotidiana y que nos vemos obligados a abordar. Por ejemplo, una de las problemáticas que más afecta a nuestra “comarca económica” es el de la vivienda. A causa del encarecimiento del suelo, los trabajadores se ven obligados a alejarse cada vez más de sus lugares de trabajo para poder encontrar una vivienda. Porque, ¿qué le queda a un trabajador que cobra el SMIC (salario mínimo) tras pagar un alquiler de 500 o 600 euros para poder acceder a la cultura, a la vida social o a otros campos que le permitan tener cierta calidad de vida? Otro ejemplo es la lucha contra cualquier tipo de discriminación (sindical, por la opción sexual...). Hay afiliados que deseen implicarse y trabajar estas problemáticas más especificas dentro de la propia CGT y es por ello que en este congreso hemos decidido integrarlas en nuestro campo de acción.

­Respecto al tema de la vivienda, la CGT ha retomado un tema que en los últimos años había sido un tanto abandonado en el trabajo sindical, como es el fondo de contribución patronal para la vivienda de los trabajadores. Una reacción un tanto tardía visto que el problema lleva ya tiempo afectándoles...

En efecto. Muchos trabajadores han solido ocultar la existencia de este fondo para poder acceder a otras ayudas para la vivienda. Esta contribución patronal que antes era del 1% de la masa salarial, se ha reducido en la actualidad al 45%, disminución de la que, por supuesto, se ha beneficiado la patronal. Cuando ahora el tema de la vivienda se ha convertido en algo inaccesible, los trabajadores vuelven a descubrir campos reivindicativos que habían descuidado hasta llegar a pensar que no eran cuestiones que conciernen directamente al sindicato. Visión errónea porque, a través de los comités de empresa y de los organismos paritarios encargados de gestionar esos fondos en los que la CGT está presente, podemos influir y pedir cuentas a la empresa para ver qué hacen con ese dinero y cómo lo distribuyen. Entre todos debemos analizar la cuestión y ver qué podemos hacer para que los trabajadores obtengan ayudas, avales o créditos blandos para acceder a la vivienda.

­¿Ocurre lo mismo en otros campos?

Existen otros campos de acción en los que los trabajadores tampoco se sienten implicados como es el de la cobertura social. Cuando vemos los miles de millones de exoneración de las cargas sociales y fiscales que están consiguiendo los patronos y al mismo tiempo nos hablan del «agujero» de la Seguridad Social, es evidente que hay dinero. Pero para los trabajadores parece que esto no va con ellos. Por lo tanto, cuanto más les informemos y más datos les ofrezcamos más conciencia tendrán y más se implicarán en todas estas cuestiones.

­Estos últimos años han venido denunciando que cada vez hay más ataques a la libertad sindical. ¿Cree que la sociedad es consciente del recorte de estas conquistas sociales?

En el mundo laboral en cuanto que hay trabajadores que se organizan en un sindicato para defender sus intereses, es obvio que van a tener en frente al Medef (sindicato patronal) y, en otra medida, también al Gobierno, que está para ayudar a las empresas a aumentar sus beneficios en detrimento de los salarios. ¿Cómo evitar que los trabajadores se organicen? Practicando la discriminación sindical, arremetiendo contra los delegados sindicales, los trabajadores que se afilian a un sindicato e, incluso, contra aquellos que sin estar afiliados reclaman a la dirección sus derechos. La presión sobre los trabajadores para impedirles alcanzar los mínimos recogidos en el Código de Trabajo o en los convenios colectivos es cada vez mayor y el modo de evitar que se organicen en sus reivindicaciones es atacándo a los delegados para disuadir a los demás trabajadores de estruc- turarse. Es la táctica de siempre. Pero, a través de la lucha en el Consejo de Prud’Hommes y de diversas movilizaciones, recientemente en Baiona hemos obtenido logros en casos de despidos de delegados, a quienes la empresa ha tenido que reintegrarles en sus puestos de trabajo.

­Parece que últimamente los jóvenes se acercan más al sindicalismo. ¿Cree que se trata del efecto de la movilización anti-CPE (Contrato Primer Empleo) o es que la tendencia de desinterés constatada en los últimos años se está invirtiendo?

La victoria del CPE ha mostrado que los sindicatos pueden ser útiles y es cierto que ha tenido un gran impacto. Otras luchas anteriores, concretamente la de la reforma de las jubilaciones, tuvieron una influencia negativa ya que el frente sindical se deshizo y algunos sindicatos prefirieron negociar con el Medef y la patronal. La amalgama interesada que se hizo posteriormente provocó una pérdida de credibilidad respecto a los sindicatos. Pero, por otro lado, está el efecto baby-boom (natalidad masiva) de post-guerra que ahora se está convirtiendo en efecto papy-boom, porque esa generación ha envejecido, es decir que va a haber una llegada masiva de trabajadores a la jubilación en los próximos años por lo que los patronos van a verse obligados a contratar gente joven. La mayoría de los jóvenes entrarán en el mundo laboral con un desconocimiento importante del sindicalismo, ya que apenas han tenido acceso durante su educación a conocer qué es el mundo laboral, el Código de Trabajo, el sindicalismo, cuáles son sus derechos, qué es un convenio colectivo. En la escuela les cuentan que todo está bien, que la vida es idílica y cuando entran en el mundo laboral descubren todo de golpe: unos salarios y unas condiciones de trabajo próximas a las de principios del siglo pasado que hacen recordar a ‘Germinal’. Nos corresponde, pues, informarles, mostrarles cómo funcionamos, que no somos una estructura jerarquizada, ver conjuntamente cómo podemos concretar nuestras aspiraciones sociales. Además, hay que tener en cuenta que las nuevas generaciones no tienen la misma visión que nosotros respecto a la sociedad. Han crecido en la sociedad de consumo y del ocio. Por lo tanto, es evidente que militarán de otra forma. Habrá que adaptarse en horarios como en modos de funcionamiento para que todos, sindicalistas veteranos y noveles, podamos enriquecernos mutuamente y repartirnos el trabajo.

­ ¿Y la implicación de su sindicato con el euskara?

En el último congreso hemos decidido crear espacios de reflexión sobre temas relacionados con la llamada ‘cuestión vasca’ que, lógicamente, también influyen en la UL de Baiona. Entre ellos, el de las lenguas regionales, todas sin exclusión, porque además del euskara también hay otras lenguas, incluso aquí mismo, como el gascón. Consideramos necesaria esa reflexión, porque se nos están planteando temas como, por ejemplo, si el hecho de la obligatoriedad de conocer la lengua para acceder a determinados puestos en la Administración Pública no supondría una forma de discriminación para los trabajadores o cómo trabajar para que los administrados tengan la posibilidad de expresarse en su lengua y para que ésta pueda desarrollarse.

­No han avanzado mucho desde el último congreso celebrado hace tres años...

Hay que tener en cuenta que la UL abarca una comarca económica que va prácticamente desde Donibane-Lohizune hasta Baiona, incluyendo el sur de las Landas y el Seignanx por lo que las sensibilidades y prioridades de los afiliados respecto a la lengua son diferentes. De todos modos en este congreso hemos decidido relanzar el grupo de reflexión para realizar un análisis profundo y vamos a tomar contacto con la CGT corsa para contrastar su experiencia con los sindicatos nacionalistas y comprobar de primera mano cómo abordan la cuestión.

­Respecto a la demanda de acercamiento de los presos políticos vascos han decidido también contactar con diferentes entidades y organismos para verificar si esta medida discriminatoria se les aplica sistemáticamente. ¿Le hacen falta más pruebas a la CGT cuando diversos y numerosos organismos como AI, la Liga de Derechos Humanos, electos de diferentes ideologías e instituciones varias vienen denunciando esta realidad desde hace tanto tiempo?

En primer lugar, si se habla del término preso político significa que reconocemos ciertas cosas y por el momento en la CGT no estamos en capacidad de decir qué es el estatuto de preso político. Nosotros no entramos en el debate de si es o no un preso político. Para la CGT se trata de personas condenadas por la Justicia a la privación de libertad y creemos que no debe haber otras medidas punitivas complementarias o suplementarias que supongan una discriminación sobre cierto tipo de penas. Además, la CGT tiene una visión global respecto a la cuestión, es decir, que no va a posicionarse sobre una categoría u otra de preso porque también hay presos que no tienen que ver con la cuestión vasca que son alejados, algunos por cuestiones técnicas y no administrativas, a causa de la falta de medios de la institución penitenciaria que es también un problema que nos interpela. El asunto es que, bajo el argumento de la falta de medios o de presiones sobre cierto tipo de condenas, no se tendría que alejar a nadie de sus familias. -



«A nivel de empresa hay posibilidades de trabajo conjunto con LAB sobre reivindicaciones laborales y no ideológicas»

BAIONA

Alain Duzert reconoce que puede resultar un tanto chocante que la CGT tenga una actitud tan reticente respecto a LAB, sobre todo cuando al otro lado del Bidasoa, CCOO y UGT mantienen relaciones oficiales con el sindicato abertzale y, además, cuando su sindicato coincide muy a menudo en movilizaciones y reivindicaciones conjuntas.

Fundamenta esta postura en una decisión tomada a nivel de la CGT del departamento de Pirineos Atlánticos, que reagrupa todas las uniones locales y de la que la UL de Baiona también forma parte: «Cuando se trató del tema de las relaciones con LAB hubo una toma de posición clara respecto al requisito de la condena de las acciones terroristas».

Sin embargo, está convencido de que «a nivel de empresa hay posibilidades de trabajo conjunto». Aclara, eso sí, que «partiendo de reivindicaciones salariales y no ideológicas» y señala que ya se han dado casos de colaboracion en la lucha sindical, como fue el conflicto de Champion-Hen- daia el año pasado.

De todos modos, no está totalmente convencido de la conveniencia de que el sindicato abertzale extendiera su acción a los territorios de Lapurdi, Zuberoa y Nafarroa Beherea: «La historia muestra que cuanto más atomizadas y dispersas están las organizaciones sindicales menos gana el movimiento de los trabajadores. ¿Era pertinente crear un sindicato más cuando ya existían ocho en nuestro territorio y cuando, además, como consecuencia de la explosión del tejido sindical habían surgido muchas organizaciones corporativistas o sindicatos categoriales independientes?».

Respecto a las relaciones con los demás sindicatos, confiesa que a veces tienen ciertas fricciones porque «la estrategia de la CGT se fundamenta en la relación de fuerzas patronal-sindicatos» y que la confrontación que ello exige choca con las posiciones de otros sindicatos, «que a menudo optan por negociar el mal menor».

Ofrecer informaciónl

Duzert señala que en la CGT, desde el momento en que los trabajadores deciden luchar por una reivindicación y que esa lucha es asumida por el sindicato, corresponde a los propios trabajadores «construir y establecer el tipo de lucha» que van a llevar a cabo. «Nuestra labor es aportarles el máximo de elementos de información y reflexión. A partir de ahí, son ellos los que deciden», explica.

La lucha de hace cuatro años contra la reforma de las jubilaciones ­que Duzert no estima acabada­ fue uno de los momentos en que esa divergencia de estrategia se hizo patente, ya que algunos sindicatos alcanzaron un acuerdo con el Gobierno galo.


 
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