BILBO

«Las organizaciones sindicales no tenemos ningún encaje en el mismo ni vamos a poder tomar parte en las evaluaciones que se vayan a realizar, ya que la participación sindical no está de ninguna manera estructurada», según precisó Ariznabarreta. LAB tampoco se siente destinatario del Plan de Competitividad, porque, aunque se ha incorporado el concepto de innovación social, «no tiene consecuencias prácticas ni en las líneas estratégicas ni en los planes de actuación a nivel de los trabajadores, sino de los empresarios».

LAB afirma que Lakua mantiene «una aceptación acrítica» del actual modelo de globalización y de la Estrategia de Lisboa, que «es la versión neoliberal» para Europa. Txomin Lorca señaló que «se nos habla de aprovechar las ventajas de la globalización, de no perder el tren de la productividad ante la reducción de costes, por supuesto salariales, en países emergentes, de rentas ligadas a la productividad y de nuevos valores como los contenidos en la denominada Estrategia de Lisboa cuya estela siguen directivas como la Bolkestein; el abortado, por ahora, Tratado Constituyente; o las sucesivas privatizaciones de sectores como el transporte, la sanidad, la protección social y los servicios sociales». Los responsables de la central sindical opinan que «esos elementos deberían suscitar una crítica previa para poder avanzar, pero no es así» .

Reconocieron «como positivo» el deseo de impulsar la I+D+i, pero el plan es, a juicio de LAB, «poco ambicioso en sus objetivos, limitado en sus planes de actuación y demasiado plegado a los intereses de la patronal. No es extraño, por tanto, que Confebask dé la bienvenida a 2.041 millones de euros que van a gestionar según les convenga en los próximos tres años», explicó Ariznabarreta. En un análisis más pormenorizado, Lorca enfatizó que «es imprescindible que desde la Administración pública haya un plan de desarrollo económico y social, pero el que nos han presentado está lejos de cumplir esos objetivos, ya que sólo incide en la competitividad empresarial, lo que a renglón seguido quiere decir que está ligado a los intereses de la patronal». Pidió iniciar un nuevo plan abierto a la participación y debate de los agentes sociales y económicos.

Al final, LAB sostiene que el plan de Ana Aguirre se ciñe a establecer un modelo de crecimiento económico del PIB de un 3% para ese período cuatrienal «para lo que adopta medidas para llegar a ese objetivo». Txomin Lorca reconoce que, al final, se consigue manteniendo los sistemas actuales y programas «sin hacer una valoración si la política industrial seguida hasta el momento es la adecuada y, por otro lado, sin contemplar una actuación interistitucional al acometer las actuaciones fijadas».