Me veo incapaz de aceptar la facilidad de producir basura que tenemos; me parece que no hay lugar que no tenga ya su botella de plástico, su colilla, su papel de aluminio o bolsas de chucherías. Es la huella de la civilización que permanecerá para siempre, manifestando así nuestra incapacidad para respetar el medio en el que vivimos.

Es imposible mantener el ritmo de consumo que tenemos y a la vez no hay nada que pueda parar la producción y emisión de vertidos de todo tipo que realizamos diariamente y en cualquier lugar, unido a actitudes propias de insolidarios, puesto que quien ensucia y ataca al medio común no respeta a los demás.

Para poder observar lo presente sólo hay que dar una vuelta por nuestras playas, tanto en la arena como en las rocas, que en muchos casos, y después de una limpieza concienzuda todas las mañanas, para la tarde ya se han convertido en un vertedero de todo tipo de objetos que los usuarios dejan o expulsan como quien se considera con derecho a marcar sus posesiones. ¿Tan difícil es recoger cada uno lo suyo y llevarlo a un lugar de recogida? Reconozco una fijación enfermiza por las botellas de agua de la gente que, pretendiendo hidratarse o cuidarse el cuerpo, las abandonan posteriormente. A mí esto me produce repulsión hacia las mentes poseedoras de dichos cuerpos, por más hidratados o cuidados que estén.

Podría hablar de las carreteras cuyos márgenes están marcados por un sinfín de objetos en desuso, las vías de los trenes, los márgenes de los ríos y rías, las calles... y ahora, para mal de males, está la moda de comer pipas, ese producto que algunos han aprendido fácilmente a escupir en cualquier parte. ¡Increíble! Una habilidad digna de tener en cuenta para las civilizaciones futuras.

Así, tras tener en cuenta que pertenezco a esta sucia cultura y civilización, me veo, más que como un ser evolucionado e inteligente, como un basurero ambulante, un ser que produce toneladas de basura y necesita organizar un sinfín de medios para la recogida de todo lo que produce. Esos miles de kilos de materia orgánica, plástica, papel, cristal... que convierto en desechos y, para rematar, no tiene fin, a saber dónde terminarán, porque un estudio realizado por “National Geographic” reveló que las toneladas de basura acumulada en playas «vírgenes» de la costa africana provenían de lugares tan remotos como América y Europa, y me imagino que tal vez se trata de la globalización de la basura y sus efectos.

Mientras que progreso esté unido a consumo bestial e inconsciente, seguiremos adoptando costumbres propias de los emisores de basura que ya somos, por lo tanto asumámoslo, no vayamos de limpios, somos basureros ambulantes. -