Raimundo Fitero
Zumo
Me gustan los reportajes de relleno en los fines de semana agosteños largos. Cuando nos hablan de la gastroenteritis, de los problemas de tomar el sol sin protección o de las plagas de medusas. Eso es un escuela de calor, una fosa para becarios y sustitutas. Informativamente se vive en fuego cruzado. La manifestación donostiarra se presenta como un paso adelante, atrás, al lado o una cabriola con tirabuzón según sea la fuente parabólica en la que te enchufes. Iban Mayo se vindica en una suerte de canto del cisne. Vemos camisetas españolas gritando, cruzando metas, o entrando en prisión tras matar a palos a un niño de dos años, hijo de su compañera. Es el zumo de hiel. Los incendios siguen proporcionando material para el horror y gasolina para la disputa política. Líbano ve como su cedro se va convirtiendo en astillas. Hay un cese el fuego precedido de un aumento de los bombardeos. Es como los que decidimos hacer una dieta que nos despedimos con una jamada monumental. Ahora es tiempo de zumos.Tele 5 está proporcionando partidos de fútbol. Algo pasa. Presentó oferta para retransmitir en abierto el partido del sábado de la Liga de fútbol. Como lo gane se puede convertir en la cadena generalista comercial de referencia durante tiempo. Y ETB-1, sin fútbol los sábados, será un frontón cacofónico. Las autonómicas han presentado la mejor oferta económica a la subasta, pero a lo mejor estratégicamente no le conviene a Mediapro, propietaria de los derechos y referencia en el accionariado de La Sexta, dárselo a la Forta, con el fin de desgastar todavía más la poca incidencia de estas cadenas institucionales que sirven, más que nada, como propaganda institucional, que dicho en términos verbeneros actuales, significa que se utilizan para destacar las labores del partido que tiene la mayoría parlamentaría coyuntural. Zumo de papaya toma Fidel. Por eso ese color tan matizado. Un buen maquillaje. Raúl Castro sigue pertrechado en su uniforme verde olivo. Chávez lleva unas camisas rojas que alertan a los gusanos. Gunter Grass confiesa su militancia infantil hitleriana. Crujen los esquemas. Todos le señalan. Hasta el Zumo Pontífice. Y sin azúcar. -
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