Martxelo ALVAREZ | Portavoz de Ahaztuak 1936-1977
«El olvido a las víctimas en 1978 generó el sistema político actual»
70 años después del golpe de Franco y Mola, Martxelo Alvarez, portavoz de Ahaztuak 1936-1977, se muestra crítico con las instituciones vascas, «que siguen manteniendo en el olvido a los represaliados del franquismo». Además, reclama a los partidos vascos representados en el Congreso español PNV, EA y NaBai que no apoyen la Ley de Memoria Histórica del PSOE.
Rescatar del olvido a los represaliados en el
franquismo es el objetivo de Ahaztuak 1936-1977, un colectivo que se muestra
especialmente crítico con la clase política vasca y española por la dejadez con
la que ha actuado hacia este colectivo.
¿Qué es y por qué nace Ahaztuak 1936-1977?
La creación de Ahaztuak hace referencia a todos aquellosque han sido olvidados. Quiere recuperar del olvido a toda la gente que sufrió la Guerra de 1936, que estuvo en batallones de trabajadores o que pasó por situaciones tan duras como el hambre, la incautación de bieneso hijos a quienes separaron de sus padres, los niños de la guerra o los familiares de los miles y miles de ejecutados. La práctica totalidad de los que componemos la asociación somos familiares directos de quienes han padecido directamente todo esto. Queremos agrupar a una serie de personas y reclamar un conjunto de derechos que, a día de hoy, no han sido siquiera planteados. Han aparecido en algún discurso o en algún artículo en algún medio de comunicación en fechas señaladas, pero nunca ha habido un tratamiento en profundidad ni se han planteado posibles soluciones.
Ahaztuak amplía el periodo de la represión franquista hasta 1977, ¿por qué hasta ahí?
Tenemosmuy claro que el régimen franquista se prolongó más allá de la muerte de Franco. El mismo poder tiene sus contradicciones en este sentido. Hay gente que propaga que Franco murió en el 75, pero al promulgar la Ley de Memoria Histórica colocan 1977 como fin del franquismo, que acabaría con la Constitución, y plantean el resarcimiento, en términos meramente económicos, de personas que sufrieron conculcación de derechosen 1978. Pensamos que inclusohay cuestiones del franquismo que perviven hoy.
¿Qué tipo de reconocimiento es el que reclaman?
Frente a un montón de intentos planteados desde un ámbito puramente economicista y desde una óptica asistencial, tal y como han hecho ahora en Madrid o en el Parlamento de Gasteiz, nosotros planteamos, por ejemplo, la anulación de todas las condenas que hubo durante el franquismo. Estamos hablando de que la revisión de la causa contra cualquier fusilado en 1938, como «Lauaxeta», tienen que tener la misma metodología que las de la condena contra «Txiki» y Otaegi y los tres del FRAPen setiembre de 1975. Entre medio tenemos a una serie de gente que fue ejecutada por diferentes circunstancias.
Precisamente, Ramón Jáuregui, diputado del PSE en Madrid, se manifestaba recientemente contra estas revisiones porque, a su juicio, quebraría la seguridad jurídica.
Vemos que hay personas vinculadas a la Judicatura como pueden ser Jiménez Villarejo o magistrados de la Audiencia Na- cional que plantean no ya la posibilidad, sino la necesidad de que esas condenas se revisen. Pero enfrente vemos a otros sectores, que son mayoritarios de la Judicatura y que están en contra de todo esto. Pero lo que más nos subleva es la postura del PSOE, partido al que pertenecían más del 70% de los ejecutados durante la guerra y posteriormente. ¿De qué seguridad jurídica habla Ramón Jáuregui? Lo único que hacemos así es proteger a toda esa gente que participó en el franquismo e hizo posibles las ejecuciones, las desapariciones y las fosas comunes. Son condenas llevadas a cabo por un Ejército golpistaque se levanta contra la legitimidad popular y que pone en marcha una actividad represiva consistente en pasar por las armas a todos los que no comulgaban con ellos. Decir a día de hoy que esas condenas no se pueden tocar porque es ir contra la seguridad jurídica nos parece una aberración.
Que en 2006 el PSOE elabore una Ley de Memoria Histórica desde estos planteamientos, ¿da la medida de la transición que se hizo en 1978 y del sistema que tenemos actualmente?
Claro. Lo dice ahora y lo lleva diciendo 30 años. No hay más que recordar los pasos atrás que se han dado en cuestión de libertades individuales y colectivas. El Estado español tiene una democracia de baja calidad y esto no es que lo digamos sólo nosotros. Lo dice la judicatura o partidos alineados con quienes están hoy en el poder. Al menos en torno a la memoria histórica, se ven obligados a reconocer la soberana chapuza que fue la transición. Pasaron por encima de la Justicia, no hicieron una lectura mínimamente crítica, no hubo un solo culpable entre los miembros del Ejército, de la Policía o de los políticos. Nos gusta subrayar como ejemplo que Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco y el más pro-nazi de los pilares del régimen, murió en su casa de Madrid en el año 2002 con la satisfacción de la «labor cumplida».
Mientras en Nafarroa se niegan hasta a debatir el tema, por lo que respecta a Lakua ustedes se han mostrado muy críticos con la iniciativa de Javier Madrazo...
Es que Madrazo ha puesto el acento sólo en las cuestiones económicos. Yen Navarra ya vemos qué personajes gobiernan: son los herederos ideológicos y genéticos de todos aquellos cuneteros. Ellos sí que defienden su memoria histórica y no se arrepienten de su pasado. Lasorganizaciones políticas tienen que hacer un mea culpa porque fueron ellas quienes diseñaron la transición y el pacto de amnesia sobre lo que fue la dictadura. Y junto a ello hubo una dejación tremenda de los partidos de izquierda. Un modelo democrático que se diseña de esos parámetros estará siempre condicionado, y a día de hoy eso lo estamos viendo mejor que nunca. Ahora hay una generación, la de los nietos de los represaliados, que no se encuentra atada por esos pactos y que quiere saber qué es lo que ocurrió. -
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