EL CAIRO
El coloso de Ramsés II fue trasladado ayer del centro de El Cairo a una zona desértica en las inmediaciones de las pirámides, en medio de la emoción de miles de egipcios que siguieron el trayecto, de más de diez horas de duración. La estatua, de 83 toneladas de peso y más de once metros de altura, comenzó su recorrido a la una de la madrugada desde la plaza que lleva su nombre, frente a la principal estación de ferrocarril, donde permaneció más de 50 años.
Rodeado de un andamio de metal y vendado en los puntos más sensibles, el coloso fue transportado en dos plataformas móviles, remolcadas por un gran camión, en un largo y lento trayecto, de 35 kilómetros, antes de llegar a las 11.10 de la mañana al lugar de destino. Allí, cerca de la carretera que une El Cairo y Alejandría, se quedará temporalmente en un almacén especial a la espera de ser colocado en el nuevo Museo Egipcio, en la misma zona, cuya construcción terminará en 2010.
El coloso parecía sonreír mientras avanzaba con lentitud por las avenidas del centro de la capital egipcia, cuyos habitantes salieron por millares a contemplar la espectacular caravana, escoltada por centenares de policías.
Desde la calle, pero también desde las terrazas y ventanas, miles de egipcios no dejaron de ovacionar el traslado del monumento, decidido para protegerlo de la contaminación causada por los miles de coches que pasan a diario por la plaza Ramsés, la más concurrida de El Cairo, y los temblores causados por el metro.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando el convoy pasó frente a la sede del opositor partido Al Ghad, donde un grupo de miembros del movimiento comenzó a entonar las primeras estrofas del himno nacional, que fue continuado por centenares más.
Mientras, miles de personas seguían aclamando el paso de Ramsés II, en cuya cabeza era visible el «nemes» tradicional velo faraónico y la corona símbolo de unión entre los antiguos reinos del Alto y Bajo Egipto. Para su traslado se utilizó una doble plataforma móvil de 128 ruedas con un sistema de amortiguación. A lo largo del trayecto también hubo gente que protestó por el traslado.