BILBO
Un trabajador de 33 años falleció en la tarde del martes en un monte de Beasain al caerle encima el pino que talaba. P.M. se encontraba realizando labores de limpieza junto a otros operario en el barrio Garin, en un monte situado junto a la carretera que se dirige a Mandubia.Este accidente laboral ocurrió sobre las 17.15, cuando el árbol que estaba talando P.M., de nacionalidad rumana, se le vino encima, causándole la muerte. Su cuerpo fue trasladado por los bomberos al Servicio de Patología Forense de Donostia, ya que se estaba en una zona de difícil acceso y el médico forense no acudió al lugar.
Pasadas poco más de nueve horas, sobre las 2.35, un total de diecisiete trabajadores resultaron heridos, trece de ellos leves, al producirse una explosión en la acería de la empresa Tubacex en Amurrio al derramarse caldo de acero fundido en un charco de agua. En ese momento se encontraba trabajando el turno de noche, integrado por una treintena de operarios, y los que estaban en las inmediaciones de la deflagración resultaron afectados por la rotura de cristales y de parte del recubrimiento de chapa de la nave y por la nube de polvo y el humo originados por la onda expansiva.
Diez de los diecisiete trabajadores heridos fueron trasladados rápidamente a los hospitales vizcainos de Cruces, Galda- kao y Basurto y los restantes siete fueron atendidos en la fábrica antes de ser llevados a centros sanitarios. Fuentes del Departamento de Sanidad de Lakua manifestaron a Efe que los operarios ingresados en Basurto y Galdakao fueron dados de alta tras ser curados de pequeños cortes, contusiones y leves quemaduras, mientras que los hospitalizados en Cruces permanecían en observación como consecuencia del humo inhalado. Las mismas fuentes señalaron que su estado es leve.
La deflagración y posterior incendio tuvieron lugar al caer al suelo parte del contenido de una cuchara de colada de acero y entrar en contacto con un charco de agua, según indicó el Departamento de Justicia, Empleo y Seguridad Social del Gobierno de Lakua.
Osalan atribuyó a la incorrecta colocación de un enganche en la cuchara, junto a la presencia de agua en el suelo, el accidente. Según su informe, la caída de la cuchara se produjo por el «deficiente encaje» del yugo que recoge el recipiente. Este se encuentra suspendido a una altura de dos metros del foso, mientras se vierte la colada del horno sobre él.
El fuego fue sofocado en poco más de una hora, pero como consecuencia del siniestro la estructura del pabellón sufrió importantes daños y resultaron especialmente afectadas el laboratorio, el comedor y las oficinas generales.
Suelo mojado
Al margen del fallo mecánico que supone la incorrecta colocación del enganche, los sindicatos se preguntaron por qué el suelo estaba mojado, cuando no debe ser así.Donato Caballero, responsable comarcal de ELA, dijo que «la explosión se ha producido al hacer contacto la colada con el agua, que en principio no debería haber. Esa es una de las cosas que se tiene que investigar añadió, por qué había agua allí cuando no tenía que haberla».
LAB también se refirió a esta cuestión y acusó a los responsables del Departamento de Seguridad de «dejadez», ya que indicó que «desde hacía un par de días sabían que existía una fuga en el sistema de refrigeración, que originaba un charco de agua bajo la cuchara» y, a pesar de todo, «han seguido adelante con la producción sin tener en cuenta el alto riesgo de accidente» que entrañaba.
Denunció la apuesta de Tubacex por «incrementar la producción» y sus beneficios «sometiendo a los trabajadores a ritmos de trabajo extremos, sin importarle las consecuencias», y a condiciones laborales precarias y señaló que en agosto se han realizado trabajos de puesta a punto de las instalaciones, que «se podían haber ampliado unos días para reparar la fuga».
La central abertzale censuró a la dirección por no velar por el cumplimiento de las normas de seguridad de la empresa y advirtió de las consecuencias del accidente de haberse producido durante el día, con todo el personal en las instalaciones.
CCOO, por su parte, constató el riesgo que supone el contacto del acero líquido con el agua, «de los más peligrosos», y llamó la atención sobre el incremento de la accidentalidad y siniestralidad en verano y la necesidad de tomar «medidas urgentes para frenar esta sangría». A su juicio, «las casualidades no existen, por lo que quedan en entredicho las políticas preventivas de las empresas. Exigimos una intervención eficaz de las mismas y de la propia Administración en esta cuestión».
Por su parte, Batasuna reclamó «voluntad y determinación» para tomar medidas que acaben con esta «lacra», atajando las razones que causan los accidentes de trabajo, la «precariedad» laboral y el actual modelo productivo que sólo busca «incrementar los beneficios». Responsabilizó a la patronal y a las Administración del alto índice de siniestralidad y demandó «medidas eficaces».
«Total normalidad»
Tubacex, que cuenta con una plantilla de 231 trabajadores en su acería de Amurrio, redujo el número de heridos a quince y precisó que se espera reanudar la actividad productiva en el transcurso de esta semana, ya que esta zona «no se ha visto afectadas» por la explosión.El resto de las instalaciones de Araba laminación, forja y acabados, así como las demás filiales del grupo, trabajan con «total normalidad» y el accidente no afectará a las producción de tubos sin soldadura en acero inoxidable que se realizan en otras plantas, aseguró.
Tubacex es uno de los líderes mundiales en la fabricación de tubos de acero inoxidable sin soldadura y tiene dos plantas en Amurrio y una en Laudio.
BILBO
La explosión ocurrida ayer en Tubacex retrotrajo la memoria a las registradas en ACB en 2004 y en Amurrio Ferrocarril y Equipos en 1999. Ocurrieron las tres en verano, cuando entraron en contacto la colada y el agua.
En el siniestro que se produjo el 17 de junio de hace cinco años, un trabajador falleció a consecuencia de las heridas sufridas al explotar uno de los hornos y otros cinco resultaron heridos. En Barakaldo, la deflagración del horno 1 de la Acería Compacta de Bizkaia el 9 de julio hirió a siete obreros, dos de ellos de carácter grave.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha alertado sobre los riesgos que acarrea la humedad en las fundi- ciones. El contacto del agua con la colada, que suele alcanzar más de 1.600 grados centígrados, provoca un fuerte vapor que hace deglafrar el líquido en el que se ha transformado el acero.
La organización subraya los riesgos que acarrea cualquier contacto con el agua y advierte sobre la necesidad de «extremar las precauciones para evitar que los restos de escorias, que son los residuos no deseados eliminados del caldo con ayuda de aditivos de piedra caliza, y metal, entren en contacto con el agua, ya que pueden provocar una explosión por vapor». Precisa que «en todas las zonas donde se manipule el metal fundido se requieren normas estrictas de orden y limpieza y de exclusión de agua que deberán tenerse en cuenta con el mayor rigor».
Los derrames de metal fundido, las explosiones y riesgos de contaminación por monóxido de carbono durante la renovación de los revestimientos refractarios son los factores que enumera la Organización Internacional del Trabajo para señalar que las fundiciones destacan sobre otros procesos indus- triales por su mayor índice de mortalidad.