DAMASCO
Durante la agresión israelí a Líbano (12 de julio-14 de agosto), el Gobierno venezolano fue el único del mundo que fue más allá de las declaraciones de condena y retiró a su embajador en Israel, un gestó elogiado en Líbano y que contrastó con la débil posición mostrada por los países árabes. Ayer, Hugo Chávez y el anfitrión al-Assad sentaron las bases de una cooperación amplia.
El presidente venezolano indicó en Damasco que Siria y Venezuela se encuentran en la «misma posición: rechazamos el imperialismo y las tentativas hegemonistas por parte del imperio estadounidense. Tenemos la misma visión política.Somos dos países y dos pueblos que resisten y hacen frente a la agresión imperialista», añadió Hugo Chávez.
Al-Assad, por su parte, manifestó que las posiciones de Damasco y de Caracas en política internacional son «muy próximas». «Rechazamos un mundo dominado por un solo polo».
El presidente sirio aseguró que su país y Venezuela coordinarán sus políticas al «más alto nivel» y «reforzarán la cooperación de los países del sur para eludir la presión que, por ejemplo, sufren Venezuela ySiria», apuntó.
Al-Assad criticó con dureza las últimas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Oriente Medio y aseguró que tratan de imponer la hegemonía estadounidense en la región violando la soberanía de los países.
«El actual mecanismo del Consejo (de Seguridad) no transmite optimismo. Puede llevar a que haya más caos y destrucción en el mundo y llevarlo más lejos de la paz», explicó Assad.
Chávez empleó buena parte de su intervención en criticar la actuación de Israel en la región y la agresión contra Líbano. El presidente venezolano pidió a Israel que «devuelva los altos del Golán a Siria» y describió la ocupación israelí de esa zona como «un robo a la luz del día y a la vista de la comunidad internacional».
El presidente de Venezuela también pidió a Israel, «una vez más», que levante el cerco «criminal» que mantiene sobre Líbano, así como la retirada de todas sus tropas de ocupación del país, además de el cese de las masacres contra el pueblo palestino.
Centenares de damasquinos salieron a las calles de la capital siria para seguir el paso de la caravana en la que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se desplazó al monte Qasium, a las afueras de Damasco. Decenas de niños vestidos de gala saludaron a Chávez, que permanecerá tres días en Siria, cuya recepción recordó la ofrecida a los grandes líderes nacionalistas árabes. Muchos de los congregados llevaban banderas de Siria y Venezuela, así como retratos de Chávez y su homólogo sirio, Bachar al-Assad.