PEKIN
La pagoda de madera de Yingxian, la más alta del mundo de su tipo, ha comenzado a emular a la emblemática torre de Pisa y se inclina «peligrosamente», sin que los expertos sepan cómo evitarlo.
Construida hace 950 años durante la Dinastía Liao (916-1125), la osada estructura octogonal, construida íntegramente de madera sin utilizar un solo clavo, está ubicada en el templo budista de Fogong, en la provincia norteña de Shanxi.
Ligeramente más alta que Pisa con 67,31 metros de altura y 9 pisos (cinco visibles desde el exterior y cuatro ocultos), lleva el nombre de Sakyamuni, el fundador del Budismo, y sus muros interiores están decorados con estatuas y pinturas de Buda fundamentales para estudiar la religión y las técnicas de grabado de los Liao.
Aunque en los últimos siglos ha superado terremotos, tormentas, relámpagos y guerras, en la actualidad su supervivencia está amenazada.
Los expertos se debaten entre tres opciones: desmantelarla y reconstruirla usando la madera y la técnica original, elevar los tres primeros pisos para fijar los dos inferiores (que son los que más se han inclinado), y reforzar las partes dañadas con estructuras de acero.
La opción escogida será probablemente una combinación de las tres alternativas, aunque deberá llegar pronto, apuntó Zhou Ganzhi, de la Academia de Ciencias de China y ex viceministro de Construcción.
A la espera de que los expertos se pongan de acuerdo, una brigada de bomberos sigue vigilando la pagoda las 24 horas del día para defenderla de otra de sus mayores amenazas: el fuego.
China ha emprendido una publicitada campaña en defensa de su patrimonio después de que, el pasado mayo, el ministro de Cultura, Sun Jiazheng, pidiese públicamente disculpas por no haber hecho cuanto estaba en su mano para proteger construcciones históricas nacionales de la demolición indiscriminada.