El fuerte de la Galea, rescatado de la basura y la maleza, vuelve a vigilar el Abra
Un equipo de la sociedad Aranzadi dirigido por el arqueólogo Alfredo Moraza remata estos días el informe sobre los trabajos que ha realizado en los últimos meses en el fuerte getxotarra de la Galea. Aunque la parte más visible incluso espectacular de ellos tuvo lugar en mayo, con la limpieza del fuerte, de donde retiraron más de cuarenta containers de basura y escombro, en los últimos meses han continuado, si bien de forma más callada, en archivos y laboratorios. La conclusión es que el fuerte de la Galea es «una de esas pequeñas y muchas veces desconocidas joyas que la arquitectura militar nos ha legado».
GETXO
«El fuerte de la Galea es una de esas pequeñas y muchas veces desconocidas joyas que la arquitectura militar nos ha legado; puede afirmarse sin exagerar que es uno de los mejores ejemplos de fortificación militar del siglo XVIII de toda Euskal Herria o, al menos, uno de los mejor conservados». Quien así se expresa es Alfredo Moraza, el arqueólogo que ha dirigido los trabajos que, por encargo del Ayuntamiento de Getxo, un equipo de la sociedad Aranzadi ha venido realizando en los últimos meses en torno al fuerte. «En Euskal Herria continúa el arqueólogo hay muchos castillos y fortificaciones, pero del siglo XVIII, no tantos, y menos aún en Bizkaia. En Gipuzkoa, por ejemplo, encontramos baterías y baluartes del XVIII en Donostia u Hondarribia, pero en Bizkaia prácticamente todo lo que había ha desaparecido».Los trabajos del equipo que dirige Moraza han estado orientados, básicamente, a obtener una «radiografía» del estado de conservación del fuerte y a establecer una serie de criterios para su conservación de cara a futuras actuaciones. La primera parte de los trabajos, realizada a lo largo del mes de mayo, consistió en limpiar exhaustivamente el conjunto. «El merendero que en otro tiempo albergó el fuerte cerró sus puertas en 1975 y desde entonces la instalación ha estado abandonada. Había cantidad de basura y, además, crecía abundante vegetación, cuyas raíces ponían en peligro la conservación de las estructuras», señala Moraza.
Un faro pionero en Bizkaia El equipo de Aranzadi extrajo basura, escombros y maleza suficiente para llenar cuarenta containers, y así quedaron al descubierto los restos del fuerte, incluidos tres cañones apoyados en la muralla, que, cubiertos por las zarzas, pasaban prácticamente desapercibidos.
Tras la limpieza, realizaron una serie de sondeos que les han permitido documentar arqueológicamente hechos como la destrucción y posterior reconstrucción y reforma del fuerte. «Hay que tener también en cuenta hace notar Moraza que en este entorno, quizá en el propio fuerte, estuvo emplazado el que fue, junto con el de Matxitxako, el primer faro de Bizkaia. Era una sencilla torre de base circular que el Consulado de Bilbao hizo construir en 1782 siguiendo el modelo de otra de Donostia (Txubillo, Monte Igeldo), que funcionaba a base de aceite de nabo. Este faro pionero fue sustituido a mediados del siglo XIX por otro, éste sí, emplazado con toda seguridad en el interior del fuerte. De hecho, su torre es en estos momentos el elemento que visualmente más destaca del mismo. Este segundo faro estuvo en servicio hasta que, aproximadamente en 1925, se construyó el faro actual».Los últimos meses los han dedicado los miembros de Aranzadi al trabajo de laboratorio y archivo. Y ahora entregarán al Ayuntamiento el informe definitivo, haciendo hincapié en la necesidad de conservar el fuerte. «Su valor patrimonial es indudable, pero es que, además, por su situación, es perfectamente integrable en el paseo costero. Nuestra recomendación es consolidar lo que se ha mantenido y, si de cara a proyectos futuros hay que hacer nuevas edificaciones, que tengan en cuenta su valor», subraya Alfredo Moraza. Y es que, tal y como ha manifestado en más de una ocasión el alcalde, Iñaki Zarraoa, el Ayuntamiento está interesado en dar al fuerte un uso hotelero u hostelero, al estilo de lo que hizo con el cercano molino de Aixerrota. De hecho, esa es la razón por la que sacó a concurso la «radiografía» del fuerte, para ver qué estructuras habría que conservar.
Poco entusiasmo en un «auzolan» obligatorio
GARA
GETXO El fuerte de la Galea, también conocido como castillo del Príncipe, fue proyectado por el coronel Jaime Sycre. Su construcción se llevó a cabo de una manera apresurada, por la urgencia del momento, y en ella fueron obligados a trabajar los vecinos de muchas de las poblaciones de la comarca e incluso de lugares más alejados como Galdakao, Urduliz, Barakaldo o Meñaka. Bajo la dirección de los maestros canteros y carpinteros Juan Pagoeta, Lorenzo Orueta y Francisco Dañobeitia, las obras se iniciaron en el año 1742 y estaban concluidas para la primavera del año siguiente, no sin solventar muchas dificultades derivadas de los cambios operados en la traza durante su ejecución y de, al parecer, el insuficiente entusiasmo de los trabajadores forzosos. De hecho, hubo que poner vigilantes para obligarles a trabajar. El costo final del fuerte de la Galea superó los 130.000 reales de la época.
|
