Te descuidas, y ya te han colocado en un bando. Te sientas meditabundo para pensar sobre el color del cielo y ves pasar una banda. En ocasiones sigues a la banda, como nos sucedió con una suerte de majorettes con mini falda de cola, que se hacen llamar La Guardia Flamenca y que hacen un divertido pasacalle “Anda la Banda”, una docena de mujeres que cantan, bailan, desfilan y afilan sus garras contra todo lo movible. Les acompañan al ritmo dos caballeros circunstanciales. Es muy curioso. Complejo para los japoneses, pero muy saludable para los mediterráneos, serranos y postulantes de la multiculturalidad. A medio camino de la coplilla y la chirigota. A seguir.

Sobre los bandos a veces hay poco que decir. Te toca y te toca. En “Hot burrito” de Pez en Raya, el artista dividió a los espectadores en el bando A, es decir los que supuestamente tenía capacidad de seguir su espectáculo de alta graduación intelectual. Y el B, el bando de los insuficientes. Nos tocó, como no podía ser menos en el B. Solidarios con todos los que nunca llegamos a los chistes si no es al segundo o tercer rebote. Y este trabajo unipersonal se teje a base de un personaje delirante, un espectáculo entre surrealista y «burraco», y los juegos de palabras, los chistes corrosivamente horteras, las palabras encadenadas de manera inteligente y mucha relación con los espectadores.

Se pasa un rato divertido. Con momentos francamente buenos, con utilización del vídeo, con una incursión en los públicos que en ocasiones roza lo recomendable. Acaba con un juego de tiro de huevos al artista. Como estábamos en el bando B, pero en la parte más tonta, ni pudimos explayarnos.

En el bando de los descerebrados con cámara con flash nos tocó ver una buenísimo espectáculo, “Circus Klezmer”, del Ateneu Popular 9 barris de Barcelona, con dramaturgia de Irma Borges, escenografía de Miri Yeffet y Tzabar Amit.

Un bello espectaculo

El espectáculo está dirigido por Adrián Scvarzstein, y con la actuación de Nadine O’Garra, en las telas y la cuerda, Manuel Sebastián, Sebas, un malabarista cadencioso, con cajas de cartón y pelotas, La siempre delirante y buenísima cómica además de deslumbrante acróbata, Cristina Solé, Joan Catalá, también con acrobacias y malabarismo con vasos y botellas y el propio director haciendo un personaje de loco del pueblo, el que hilvana una historia de amor, una boda que todo se vuelve al revés debido a que el loco pierde los anillos. En su búsqueda, y todas las peripecias alrededor se va tejiendo esta historia que se compaña de tres músicos en directo. Un bello espectáculo, dulce, hilarante en momentos, con una estética muy definida, en donde todo está pensado dentro de un esquema previo. Es muy grato poder hablar de dramaturgia ante un trabajo circense.

Son espectaculares por las posibilidades que encierran, y también por el virtuosismo de los tres actores y atletas que son capaces de saltar con dos cuerdas a la vez a la comba en sus zancos, o en hacer ejercicios en dos camas elásticas, sin o con los zancos. No hay mucha historia, pero es fascinante ver las posibilidades de la mecánica, de la ciencia, para lograr espacios de poética espacial.

Se nos quedan cabos sueltos, como la gran expectación, el numeroso público que aguardaba la actuación de “Kulunka”, de Gaitzerdi, que vimos estrenar en Leioa.

Y alguna frustración, como desplazarse a uno de los lugares de actuación más distante, a veinte minutos del centro, llegar y hacer un minuto que ha comenzado la actuación de unos portugueses y no dejarnos entrar.

La colonia vasca trashumante ya va de regreso. A nosotros nos queda otra larga jornada. Citas, encuentros, reencuentros. Llenamos el saco de noticias y rumores. -