Mónica BALTODANO*
Al rescate del sandinismo (y 2)
El 5 de noviembre habrá elecciones generales en Nicaragua. El FrenteSandinista presenta otra vez a Daniel Ortega como candidato, a pesar de las «mutaciones político-ideológicas» experimentadas por el FSLN y por Ortega en los últimos años. La autora describe en este artículo el proceso de configuración de la alternativa sandinista a Ortega, que iba a encabezar el finado Herty Lewites y que hoy presenta como candidatos al tándem Edmundo Jarquín-Carlos Mejía Godoy.
A principios del año 2005, un numeroso grupo de sandinistas inició un movimiento político para postular al entonces saliente alcalde de Managua, el sandinista Herty Lewites, como candidato presidencial del FSLN. Correspondía resolver la aspiración de Lewites en elecciones primarias internas, según lo establecen los estatutos del FSLN. Sin embargo, la respuesta de la dirigencia oficial fue la eliminación de las primarias y la proclamación ilegal y arbitraria de Daniel Ortega como candidato presidencial del FSLN, por quinta vez y tras tres derrotas consecutivas.La supresión de las primarias presidenciales fue acompañada de la expulsión del FSLN, sin que mediara ningún procedimiento legal, de Lewites y de Víctor Hugo Tinoco. Toda suerte de descalificaciones fueron lanzadas contra Lewites y quienes le apoyaban: «agentes del imperialismo», «agentes de la derecha», «enemigos de los intereses populares»... Descalificaciones inconsistentes, pues Lewites había sido siempre una de las personas de más confianza del propio Daniel hasta que osó desafiarle en su candidatura presidencial. Tinoco había sido vicecanciller del Gobierno sandinista y era miembro de la Dirección Nacional del FSLN, aunque desde el comienzo se opuso al pacto con Alemán. Estos actos autoritarios y arbitrarios concitaron un repudio generalizado del sandinismo y contribuyeron a ir aglutinando en torno a Lewites a sandinistas que durante estos años fueron marginados por Ortega: Comandantes de la Revolución como Víctor Tirado, Henry Ruiz y Luis Carrión, intelectuales como la escritora Gioconda Belli, el poeta Ernesto Cardenal y el cantautor Carlos Mejía Godoy, Comandantes Guerrilleros como Mónica Baltodano y Rene Vivas... y a un sinnúmero de líderes y militantes de base, que finalmente organizaron el Movimiento Por el Rescate del Sandinismo (MPRS), una fuerza política dispuesta a rescatar los valores e ideales sandinistas y a apostar por un proyecto que transforme integralmente la situación de nuestro país. Como objetivo de corto plazo, el MPRS decidió construir
una alternativa electoral para noviembre de 2006. En agosto de 2005 nos aliamos
con el Movimiento Renovador Sandinista, fundado en 1996 por el escritor Sergio
Ramírez y la Comandante Dora María Téllez. En mayo, con el Partido Socialista
Nicaragüense, el Partido de Acción Ciudadana y el Partido Verde Ecologista.
Otras alianzas incluyen hoy a movimientos políticos y sociales no partidarios,
como CREA (Cambio, Reflexión, Etica y Acción) que aglutina a miembros de la
Juventud Sandinista y a combatientes de la defensa de la revolución en la década
de los 80, al Movimiento Autónomo de Mujeres y a asociaciones de víctimas
de plaguicidas (Nemagón). Más recientemente se sumó el Comandante Guerrillero
Hugo Torres, general retirado del Ejército Sandinista, reconocido por su
participación en acciones heroicas en la lucha contra la dictadura somocista.
El cartel de la derecha
A las elecciones de noviembre, la derecha concurre con dos fuerzas: el PLC de Arnoldo Alemán y una nueva agrupación liberal-conservadora, la ALN-PC, que trata de distanciarse de la corrupción y de los estilos mafiosos de Alemán y del PLC. La ALN-PC cuenta con el respaldo del gran capital nacional y, especialmente, con el beneplácito del Gobierno de Estados Unidos, que ha hecho y seguirá haciendo lo imposible por unir a ambos grupos.El escenario electoral nicaragüense está este año muy lejos de la polarización de contiendas anteriores, donde los votantes tenían que decidir siempre entre sandinismo y antisandinismo, pero donde los sandinistas tenían una única representación: el FSLN y Daniel Ortega como candidato. Este año, la Alianza MRS es la nueva fuerza política de izquierda, que reclama un cambio profundo para Nicaragua y una refundación del sandinismo para poder responder a las transformaciones que requiere nuestro país. La organización de esta nueva alternativa electoral sandinista fue urgida por miles de sandinistas opuestos al continuismo y a la corrupción de Daniel Ortega. Nos negamos a concurrir a las elecciones con una camisa de fuerza basada en la lógica de que no importa qué hagan los dirigentes, qué intereses favorezcan o cuán cuestionables sean sus conductas, porque al final los sandinistas tenemos que «cerrar filas» y votar por los candidatos que la cúpula «danielista» nos haya impuesto, porque de lo contrario «sos un traidor pro imperialista». Ciertamente, el discurso de Ortega y sus acercamientos oportunistas a líderes de la izquierda latinoamericana buscan mostrarlo como un izquierdista radical. Lamentable- mente, fuera de Nicaragua se desconoce la esquizofrenia del FSLN y de sus dirigentes: en la boca un discurso de izquierda y en la vida una práctica política corrupta y favorecedora del neoliberalismo y de los intereses de la derecha.
Herty Lewites
El programa y el discurso del candidato original de la Alianza MRS, Herty Lewites, eran moderados, no comprometidos demagógicamente con cambios para los cuales no existe aún una correlación favorable en Nicaragua. Lewites se proclamó de centro-izquierda y sin duda lo era, pero dentro de las fuerzas que lo acompañaban hay mucha gente que ha luchado y sigue resistiendo resueltamente el modelo imperante con radicalidad. Hoy, la realidad nicaragüense reclama cambios institucionales y legales inmediatos y en este objetivo podemos encontrarnos distintos sectores, aun desde matices y diferencias ideológicas, sabiendo que después de las elecciones otras luchas están por hacerse.Herty Lewites era un sandinista con larga trayectoria en el sandinismo y un hombre que contaba con respaldo y simpatía en amplios sectores del pueblo, más allá del sandinismo, por su capacidad para hacer cosas a favor de la gente. Era una opción de centro-izquierda. Su candidatura presidencial abrió una oportunidad para superar el pactismo, la corrupción, el desprestigio de la clase política y el sometimiento de la nación a los intereses de Daniel Ortega y de Arnoldo Alemán. Después de 15 largos años de neoliberalismo y de corrupción, las fuerzas de izquierda y las fuerzas progresistas teníamos la oportunidad de empezar a cambiar las cosas. Herty Lewites falleció de una dolencia de corazón el pasado 2 de julio. Su muerte puso fin a 35 años de militancia en el Frente Sandinista de Liberación Nacional, de donde fue expulsado por reivindicar elecciones internas dentro del partido para que la militancia pudiera elegir su candidato a la presidencia de la República. Fue alcalde de Managua por el FSLN durante el período 2000-2004, considerándose su gestión la más brillante de la historia de Nicaragua en la alcaldía capitalina. Tras su muerte, el MRS eligió como candidato a Edmundo Jarquín, abogado, economista y ex diplomático del Gobierno sandinista, quien acompañaba a Lewites para el puesto de vicepresidente. Desde joven combatiendo a la dictadura somocista, Jarquín ha estado en política formando parte del sandinismo. Al pasar a ser candidato presidencial, su lugar a la vicepresidencia ha sido ocupado por el cantautor Carlos Mejía Godoy. De Carlos Mejía puede decirse que no es sólo un cantor popular, es también un político que puso melodía y letra a las razones de la insurrección antisomocista y a los objetivos de la revolución sandinista. Y al hacerlo construyó ideología, educó y concienció masivamente, generó identidad y dio protagonismo al pueblo. Todas ellas, tareas políticas. - (*) Mónica Baltodano, ex comandante guerrillera del
FSLN
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