Barcina opta por seguir y Del Burgo se va instando a movilizarse contra la solución
UPN va aclarando su futuro en las vísperas electorales. La alcaldesa de Iruñea, Yolanda Barcina, anunció ayer que volverá a concurrir como candidata, bien al Ayuntamiento o al Parlamento navarro en un puesto principal para el que se deja querer. Jaime Ignacio del Burgo, por contra, indica que se retirará al concluir la actual legislatura estatal.
IRUÑEA
UPN ha empezado a coger posiciones y a aclarar posturas de cara a la próxima pugna electoral en la que no volverá a contar en sus listas con el ahora diputado en Madrid, Jaime Ignacio Del Burgo, pero sí, lo hará con la actual alcaldesa de Iruñea, Yolanda Barcina. En sendas entrevistas publicadas ayer en “Diario de Navarra”, Del Burgo anuncia que no volverá a encabezar lista alguna de UPN porque se retira de la «política activa», al tiempo que Barcina avanza que está dispuesta a intentar un tercer mandato como alcaldesa. No obstante, también deja la puerta abierta a participar en el Parlamento navarro. Del Burgo matiza en la entrevista que, pese a que abandona la política activa, «al igual que he sido útil a Navarra durante 30 años, hay otras maneras fuera de la política, de servirla». Según señala el diputado de UPN, pretende realizar «otras actividades» donde, en su opinión, «algunos tratan de reinventar una historia que nunca ocurrió para que los navarros dejemos de ser los que somos».
«Un momento clave» Preguntado sobre la posibilidad de que UPN no vuelva a gobernar en Nafarroa, además de negarlo, Del Burgo insta a la sociedad a que «no tire por la borda en una votación lo que ha costado tanto». La posibilidad de perder el poder lo liga con el proceso político de Euskal Herria, y afirma que «es un momento clave en la historia de Navarra que sólo hay una manera de superarlo: con la movilización general». Por su parte, Barcina también disipa las dudas sobre su futuro político, aunque no del todo. La alcaldesa de Iruñea afirma en el rotativo navarro estar dispuesta «a intentar un tercer mandato como alcaldesa» por la situación política actual, pero no cierra la puerta a la posibilidad de formar parte de las listas de UPN a la Cámara foral, ni tampoco a optar a la presidencia del Gobierno navarro en un futuro. Además, Barcina coincide con Del Burgo en poner miras a las elecciones de 2007 como punto de referencia para ver el futuro del proceso político y la participación de Nafarroa.
A la cabeza de la carrera para la sucesión de Sanz
R.S.
IRUÑEA El anuncio de Yolanda Barcina de que seguirá en la política activa es algo más que una decisión de alcance municipal. Se convierte así en la candidata mejor colocada para aspirar un día a suceder a Miguel Sanz como cabeza de cartel en Nafarroa. De hecho, hace unos meses, antes de que Barcina diera síntomas de flaqueza, ya sonó con fuerza como posible relevo del actual presidente navarro, a quien estas elecciones le llegan ya con notable desgaste a todos los niveles. De hecho, las de 2007 serán sus cuartos comicios como cabeza de lista, tras los de 1995, 1999 y 2003. UPN medita hace tiempo el relevo para Sanz, y todos los nombres que despuntaban se han ido descolgando por uno u otro motivo, desde Juan Ramón Jiménez a Nuria Iturriagagoitia y, el último, Francisco Iribarren. Barcina acelera en esta carrera, en la que no aporta un gran peso político, pero sí imagen, experiencia y una trayectoria de dureza contra la izquierda abertzale y el movimiento popular en general que cotiza mucho en UPN. Inmolado por el PP en la
causa perdida del 11-M Que Del Burgo anuncie el abandono de la política activa en un momento tan crucial no puede dejar de sorprender, más aún tras una trayectoria en la que ha superado derrotas internas y externas, polémicas y encontronazos incesantes, e incluso el escándalo del «caso FASA» que le sacó temporalmente de Diputación en 1980. Pero lo cierto es que su estrella iba en picado en los últimos tiempos, tanto en influencia dentro de UPN (ha pasado en pocos años de redactar las ponencias políticas a tener una presencia pública casi nula) como, y sobre todo, en credibilidad. Del Burgo cierra su carrera como un Quijote empeñado en pelear contra los molinos de viento de la realidad de los atentados del 11-M. El PP necesitaba inmolar políticamente a alguno de sus peones en Madrid para intentar sostener la patraña de que ETA igual tuvo algo que ver. Y Del Burgo jugó ese papel, ese papelón. El sábado, día que anunció su retirada, ‘‘El Mundo’’ publicaba su último carga desesperada: «ETA también estuvo allí».
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