Blanco argumenta que «nadie creía que esto se iba a resolver en seis meses»
El número dos del PSOE, José Blanco, incidió ayer en que era previsible que existieran dificultades en el proceso y justificó la actitud del Ejecutivo español argumentando que «no quiere precipitarse al tomar decisiones» porque «la ansiedad es mala consejera». Además de ello, desmintió de nuevo las declaraciones de Julen Madariaga, que afirma que dirigentes del PSOE le pidieron en 2004 que mediara con ETA. Ayer la juez de París le levantó el confinamiento.
MADRID
El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, intentó ayer justificar el impasse en el proceso asegurando que ya se preveía la existencia de dificultades en el recorrido y que el Gobierno español no quiere «precipitarse» al tomar decisiones. «Nadie creía que en seis meses se pudiera resolver un tema que forma parte de nuestras vidas desde hace cuarenta años», argumentó.En declaraciones a Punto Radio, Blanco insistió en que el proceso «va a ser «largo y duro, con muchas dificultades», aunque matizó que se está desarrollando «en el sentido que se había previsto». Para justificar la actitud del PSOE, que ha dilatado la formación de la mesa de partidos, indicó que «la ansiedad es mala consejera» y aclaró que esta formación «no quiere tomar decisiones precipitadas». Tras asegurar que «durante la anterior tregua de ETA el PP tuvo mucha prisa por tomar decisiones y, finalmente, el alto el fuego se rompió», Blanco subrayó que el Ejecutivo de Zapatero «está recorriendo el camino como un Estado de Derecho, cumpliendo la ley y no pagando ningún precio político». En este contexto, se refirió a las declaraciones del miembro de Aralar Julen Madariaga, que anteayer afirmó en París que en 2004 el PSOE le pidió que realizara labores de intermediación con ETA a través del dirigente del PSE Jesús Eguiguren. Blanco llegó a asegurar que estas palabras de Madariaga «forman parte del juego del mundo radical» y añadió que tienen como objetivo «tratar de presionar y de condicionar» al Gobierno español. El PSOE ha desmentido con rotundidas las afirmaciones de Madariaga y, en este sentido, Blanco lamentó ayer que el PP «haya dado más credibilidad» a las declaraciones del miembro de Aralar que a los desmentidos del Ejecutivo español.
Madariaga Por su parte, Aralar aseguró que las afirmaciones de Madariaga «nos merecen toda la credibilidad, por que conocemos el compromiso que tiene con Euskal Herria y con la paz». Txentxo Jiménez, coordinador de esta formación en Nafarroa, aseguró que su partido conocía la supuesta reunión entre Madariaga y Eguiguren antes de las elecciones de 2004. Asimismo, en una nota Aralar consideró «comprensibles» las «motivaciones» de Madariaga para realizar tales declaraciones durante la rueda de prensa ofrecida el martes para explicar su situación de confinamiento en París, medida que ayer mismo fue revocada por el Tribunal de Apelación de París. En declaraciones a Efe tras conocerse la decisión judicial, Madariaga atribuyó a un «pánico absurdo» el desmentido del PSOE, que calificó de «mentirijilla de niños», y aseguró que «se volverá en su contra». El portavoz de la Presidencia de EB, Mikel Arana, también otorgó credibilidad a las declaraciones del miembro de Aralar y acusó al PSE de someter a Madariaga a «una campaña de descrédito político y personal». «No hay ninguna razón lógica por la cual tendría que mentir», señaló Arana.
Bilbao: «No se puede hablar de bloqueo»
BILBO
La presidenta del Parlamento de Gasteiz, Izaskun Bilbao, afirmó ayer que «no se puede hablar constantemente de bloqueo» del proceso «cuando se está en la fase preparatoria» de las conversaciones entre ETA y el Gobierno español y pidió «serenidad».En una entrevista en Radio Euskadi, Bilbao explicó que «Zapatero anunció a principios de junio el comienzo de los contactos con ETA y parece que estamos en la fase preparatoria para que se celebren esas reuniones. Por eso, no se puede estar hablando constantemente de bloqueo, de riesgo», afirmó. En su opinión, «los momentos de tensión tienen que ser momentos y situaciones normales en un proceso de estas características», por lo que demandó «algo más de serenidad». Consideró que los seis meses transcurridos desde que ETA declarara el alto el fuego «son pocos para resolver un conflicto de estas características» y, en esta línea, manifiestó que «no se puede entender que se esté hablando de que algo se está rompiendo cuando parece que la mesa de paz, que es la que compete a ETA y el Gobierno español, no ha hecho nada más que empezar».
PNV, optimista En este contexto, Bilbao consideró que en las últimas semanas se han producido «declaraciones constantes de diferentes posturas, todas en un tono preocupante» sobre el proceso. Frente a ello, apostó por «quitar un poco de carga mediática» y llamó a «trabajar por que esto salga bien».
Por su parte, el portavoz del EBB del PNV, Iñigo Urkullu, aseguró que «estamos en un momento importante para afianzar» el proceso de resolución, por lo que, en referencia a los últimos actos de kale borroka, advirtió que «no son de recibo ni signos, ni mucho menos manifestaciones que supongan una vuelta atrás sobre los pasos dados».
AB: «Hay que evitar un fracaso como el de Lizarra»
BAIONA La portavoz de AB, Mertxe Colina, manifestó ayer en Baiona que «hay que poner todos los medios para evitar que el proceso termine en fracaso como en Lizarra-Garazi». Colina reconoció que el proceso «está tocado y hay elementos muy alarmantes. En seis meses de alto el fuego el Gobierno no ha hecho el mínimo gesto». Entre los signos alarmantes indicó que Batasuna continua ilegalizada, que no se haya constituido ninguna mesa y que la situación de los presos sea cada vez más grave. Como ejemplo expuso la situación de Iñaki de Juana, actualmente en huelga de hambre indefinida. Colina aseguró que un fracaso «podría resultar fatal para el abertzalismo y para la resolución del conflicto» y apeló a la responsabilidad de los socialistas de toda Euskal Herria, cuya implicación «puede ser muy efectiva». Manifestó que AB aboga por reunificar Udalbiltza e instó a todas las fuerzas abertzales y progresistas a unirse en torno a la exigencia del reconocimiento del derecho a decidir «aquí y ahora».
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