El domingo pasado en Baviera, tierra que le vio nacer, decía Ratzinger que es un cinismo considerar un ejercicio de libertad la burla de lo sagrado y exhorta a los maestros a mantener viva la búsqueda de Dios en las escuelas.

¡Pues mira que bien! Dos mil años buscándolo y sigue sin aparecer. Será que no buscan bien y ahora quieren pasarle el marrón al personal docente. Y eso que cuentan con profesorado ad hoc pagado de nuestros bolsillos, ateos o no, para el adoctrinamiento de impúberes y adolescentes.

Su Santidad que inicia todas y cada una de sus conferencias con un «¡Ilustres señores, gentiles señoras!», dijo que las mujeres debían desempeñar un mayor papel dentro de la Iglesia, aunque de momento no nos dice cómo. Su padre, el papá del Papa, sí lo tenía claro. El gendarme Joseph Ratzinger, deseoso de formar familia, se dirigió a un periódico y publicó un anuncio por palabras «Funcionario, soltero, católico, de 43 años, con un pasado intachable busca una muchacha buena, católica y limpia que sepa cocinar bien y hacer todas las labores domésticas, versada en la costura y que posea ajuar, para pronto matrimonio». Cuatro meses después contraía matrimonio con María Peintner, cocinera. Y de esta bonita historia de amor nació el que se sienta en la silla de Pedro.

También tildó de irracional la teoría de la evolución, «las cuentas del hombre sin Dios no salen», pues «el origen está en el Verbo eterno» y «si desterramos a Dios, la dignidad humana también desaparecerá». Arrepentíos indignos biólogos y gentes de ciencia, vuelve el creacionismo a las aulas. Lo que es seguro es que a los de la búsqueda ininterrumpida del Verbo las cuentas les salen como Dios.

Lo último del antiguo miembro de la Juventudes Hitlerianas, como al parecer el patio internacional no está suficientemente revuelto, ha sido meterse con la competencia. A su decir, Mahoma era un borde y un malbicho. Citando al emperador bizantino Manuel II Paleólogo, «Mahoma ha traído solamente cosas malvadas e inhumanas como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba». Pelín resentimiento, el bizantino había promovido, junto con el Papa dictatorial Bonifacio IX, una Cruzada contra el infiel que perdieron por goleada. Ahora los de Alá están que se suben por las paredes.

Como dice un amigo. Na- da sin Dios, nadarás mu- cho mejor. -