La presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), Angela Merkel, es la mujer más influyente y poderosa del Planeta, decretó la revista estadounidense “Forbes” recientemente. Se trata del mismo medio que ha atribuido a Fidel Castro una fortuna personal de 700 millones de euros. La afirmación de “Forbes” respecto a Merkel tampoco se corresponde con la realidad porque contrasta con los resultados de las recientes encuestas hechas por institutos de opinión alemanes.

La primera cadena estatal de televisión alemana, ARD, ha descubierto a principios de mes que la canciller ha vuelto a perder las simpatías del electorado, cosechando el peor resultado desde que está gobernando Alemania. Si en febrero el 80% de los alemanes estaba contento con su gestión, ese porcentaje alcanza ahora sólo el 54%. Además, ha perdido el puesto del político más estimado ­éste lo ocupa el ministro de Asuntos Exteriores, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, seguido por el cristianodemócrata Wolfgang Schäuble, a la sazón ministro de Interior y rival interno de Merkel­.

El malestar de la población, que ante todo tiene que ver con la proyectada subida del IVA en tres puntos hasta el 19%, prevista para 2007, y el debate sobre la reforma del sistema de sanidad han afectado asimismo de manera negativa a la CDU como partido. Si este domingo tuvieran lugar las elecciones generales, el partido de Merkel recibiría sólo el 34% de los votos.

En los comicios anticipados de 2005 logró el 35,2%. Desde entonces la canciller gobierna una gran coalición con los socialdemócratas. El SPD de Kurt Beck se halla lejos del 34,2% obtenido aquel otoño, porque se mueve alrededor del 28%. Los únicos que ganarían votos serían los liberales, para situarse en el 14% mientras que verdes y socialistas se moverían cerca del 9%. Las expectivas para los liberales podrían incitar a algunos Barones de la CDU a pensar en acabar con Merkel y el bipartito para formar un nuevo ejecutivo con el FDP.

En este telón fondo adquieren importancia las elecciones regionales de Berlín y Mecklenburgo-Antepomeranía. En ambos estados federales está gobernando el SPD con los socialistas, formando los denominados gobiernos «rojirojos». En Berlín se espera que el socialdemócrata Klaus Wowereit siga gobernando con el Linkspartei ­si fuera necesario incluso con un tripartito junto con los verdes­.

En Mecklenburgo-Antepomeranía se calcula que no va a haber cambios respecto al color del Gobierno regional. Sin embargo, podría ser muy posible que el neonazi NPD no sólo entrara en el hemiciclo de Schwerin, sino que incluso recibiera más del 10% de los votos.

Con este panorama el interés de los observadores se centra en los resultados que obtengan la CDU y el Linkspartei. Este último cuenta con el problema de que en los dos estados federales está luchando contra un ala del partido WASG, con el cual se halla en un proceso de fusión. Los «disidentes» del WASG, liderados en Berlín por la trotsquista Lucy Redler, se oponen a la creación de un nuevo partido porque critican duramente la política antisocial que el Linkspartei está practicando junto con el SPD en Berlín y Schwerin. Al mismo tiempo una corriente socialdemócrata del Linkspartei quiere evitar que el carismático político del WASG, Oskar Lafontaine, ocupe algún puesto de relevancia en la nueva formación.

De gran interés para la CDU va a ser el resultado de Mecklenburgo-Antepomeranía porque es el comité regional de Merkel. Un fracaso en ambos estados sería un serio hándicap para que la primera canciller en la historia de Alemania siga tanto frente del partido como del Ejecutivo. -