Una apabullante orgía de sonoridad tímbrica acabó desmelenando incluso a la batuta entregada de Juanjo Mena en el segundo concierto de abono de esta temporada de la BOS.
En primer lugar, delinearon las magníficas melodías del tema del amor y del contrastado conflicto entre los Cappuletti y Monteschi, en una amplia combinación orquestal, plena de cálida sonoridad, de la conmovedora ‘‘Obertura-Fantasía’’ del creador ruso más apasionado, Piotr Illich Tchaikovsky. Airoso su desarrollo, posteriormente prestó base orquestal a cargo de la afinada Sinfónica bilbaína y del reconocido pianista coreano, solista a su vez entreverado, Kun Woo Paik, que fue artífice ilustrador de un desarrollo difícil y comprometido del profuso Concierto para piano, orquesta y coro de hombres, Op 39, del compositor italo-germano Ferrucio Busoni.
Se reconoce en Busoni y su concierto ampuloso de exquisitas modulaciones tonales un tocar pianístico consonante con la sonoridad orquestal. Un concierto dotado de inteligente y profusa orquestación, singular, de grandioso discurso en tempi y sonoridad, y marcado por el inmenso poder del teclado busoniano, producto de su experiencia como gran intérprete del instrumento, como el solista coreano se encargó de mostrarnos con eficacia y soltura, junto a una Sinfónica bilbaína presta a la faena sonora y moduladora. El apéndice de las voces de hombre, bien entonadas y tímbricas, de la Sociedad Coral de Bilbao rebosó la armonía ofrecida por F. Busoni.
Si se inició la temporada con el buen sabor de la interpretación flamante de la Novena Sinfonía mahaleriana, esta inmersión en el marco del roman- ticismo más científico a ilustrador nos ha facilitado el conocimiento y sabor de autores no habituales en repertorio y dignos de conocer y degustar. . -
OTXANDIO