Diez años ha tardado Iñaki Dorronsoro en sacar adelante su primera película. Se dice pronto. Ahora está pensando en la próxima. «Yo creo que para el 2016, puedo estrenarla», ironizó ayer durante la presentación de “La distancia” en la sesión matinal del Kursaal 2. El realizador gasteiztarra, por cierto, aunque fue muy aplaudido, tuvo que hacer frente en el coloquio a varias preguntas-observaciones que casi echan por tierra su autoestima. «Vale, sí, ha sido un fallo, la próxima vez lo haré mejor», salió del paso.

El público se mostró más benévolo con los actores, sobre todo con el guapo y televisivo Miguel Angel Silvestre, que hace de boxeador en “La distancia”. «Me entrené durante dos meses cinco horas diarias ­contó­. Al principio estaba reticente, pero luego el boxeo me dio muchas cosas. La vida está llena de dolor y el boxeo te prepara para aguantar los golpes de la vida». Jo, poesía eres tú.

Lluìs Homar ­al que nombro desde aquí candidato al Premio de Apoyo al Nuevo Cine Vasco por su intervención en las películas de Dorronsoro y Koldo Serra­, Federico Luppi y Belén López se mostraron menos filósóficos y elogiaron el guión, «espectacular» para el actor argentino. También estuvo en el Kursaal el boxeador José Yebes, Campeón de España según dijeron, que hace un pequeño papel. «Yo no tengo nada que ver con este mundo. Es gracioso, no me importaría vivir de esto; trabajas con lo mejor del cine español y encima te pagan», dijo.

Amigos y cómicos

Pero yo hoy quería hablar de los cómicos. Se está proyectando estos días “Hécuba”, un documental sobre los actores, sus miedos, sus satisfacciones, sus problemas. Es una idea de José Luis López Linares, amigo de muchos actores que siempre le reñían por hacer documentales, un género en el que sobran los intérpretes. «Vale, pues voy a hacer una película sobre vosotros», les dijo. Y así fue. El y su mujer, la guionista Arantxa Aguirre, entrevistaron a 36 actores y actrices del cine español durante más de un año.

Recomiendo a todo el mundo que lo vea, pero sobre todo a aquellos que creen que esa profesión es jauja. Una descubre cosas como que Alberto San Juan desearía que el 80% de su trabajo no se viera, que Ariadna Gil sabe que, según se acerca a los cuarenta años, está empezando a «perder pie», que el marido de Carmen Maura le armó «la de Dios» cuando ésta le dijo que iba a ser actriz o que Lola Lemos, a sus 94 años, sigue preocupada porque los directores no le llaman para trabajar. Y, lo que me deja de piedra, todos se autodefinen como timidísimos. Qué cosas, yo pensaba que los tímidos éramos los que no soportábamos ser observados.

Cómicos. Viendo este trabajo, una hasta empieza a cogerles cariño. Sobre todo porque la persona que está defendiendo la película es Pilar Bardem, una de las entrevistadas. Pero la mujer de los ocho anillos no está presentando “Hécuba” como protagonista de la película, sino como presidenta de la Fundación AISGE.

Una gran mujer la Bardem. Solidaria, peleona, buenísima actriz y, además, muy divertida. «Amamos este oficio, pero todos padecemos del corazón. Es difícil e inestable y lo del glamour es mentira, aunque a veces no veáis vestidos de tiros largos», dijo en el estreno de la película, que no se perdieron actores como Mario Pardo o Asier Hormaza. La madre de Javier Bardem explicó cómo consiguió ella vencer la timidez para subirse a un escenario por primera vez. «Mi padre, que también era actor, me dijo: cuando pises el escenario, piensa que ya no te puedes marchar. Así que hazlo lo mejor que puedas».