La costera del alga, que se inició el pasado 11 de setiembre y que suele prolongarse por espacio de tres meses aproximadamente, se desarrolla entre las campañas del bonito y del verdel. Supone una fuente de ingresos adicional para los arrantzales, puesto que la gelidium sesquipedale, nombre del alga rojiza que se recolecta en la costa vasca, es objeto de deseo de ciertas empresas por su alta calidad. De hecho, esta especie de hierba marina se utiliza como materia prima para obtener el agar-agar, elemento que se emplea principalmente en las industrias farmacéutica y alimentaria.

El agar-agar, polisacárido cuya particularidad es que es inmune a los microorganismos, se utiliza de base en cultivos microbiológicos tales como los bancos de ADN. Asimismo, se emplea como conservante y espesante de alimentos, en la fabricación de películas fotográficas y cápsulas farmacéuticas, en la elaboración de ciertos pegamentos y productos cosméticos y hasta para hacer la masa con la que los dentistas toman muestras de dentadura, entre otras utilidades.

Pues bien, si los arrantzales no tenían ya suficientes quebraderos de cabeza, la costera del alga de este año se ha convertido en una pesadilla para los pescadores radicados en la capital guipuzcoana. El culpable no es otro que la centroceras clavulatum, una especie de alga que se pega como un parásito a la gelidium y que invalida a ésta para su uso comercial, ya que resulta muy difícil separarlas una vez que se mezclan en el mar. La especie invasora, que ya se detectó hace unos años en Euskal Herria, se ha extendido de tal forma en aguas donostiarras que llegó a copar incluso el 80% de una recogida de algas realizada al inicio de la presente campaña.

Lo curioso del caso es que este problema sólo está afectando a la bahía de la Concha, ya que en el resto de enclaves tradicionales de recolecta ­Igeldo, Jaizkibel y Hondarribia­ no está habiendo, por el momento, ningún problema. Además, para más extrañeza, la centroceras es una especie no autóctona de aguas tropicales, por lo que los arrantzales no entienden cómo se ha podido reproducir de forma tan masiva frente al puerto de Donostia.

Los estudios efectuados por AZTI ­instituto tecnológico pesquero encargado de la investigación, a petición del Departamento de Pesca y Agricultura del Gobierno de Gasteiz­ «no han aclarado nada», según denunció a GARA Iñaki Arbide, miembro de la cofradía de arrantzales de Donostia. «AZTI se ha limitado a decir qué tipo de alga es la que nos está creando problemas, algo que ya sabíamos. Lo que queremos saber es cómo ha venido a parar hasta aquí, la razón por la que ha cogido tanta fuerza en un medio natural que no es el suyo y porqué se ha extendido exclusivamente en la bahía donostiarra», indicó.

Arbide mostró su deseo de que los estudios no se hayan cerrado todavía, ya que, en su opinión, está en juego una costera con más de cincuenta años de antigüedad. «El comunicado de AZTI, que dice que a medida de que avance el otoño la gelidium ganará en pureza, nos hace temer que este asunto puede quedar en el aire. Lo que se afirma en esa nota es mentira, ya que el pasado año tuvimos los mismos problemas y surgieron precisamente al final de la campaña, que tuvimos que darla por concluida con antelación. No podemos permitir que esta costera desaparezca de la noche a la mañana, sin más explicaciones», remarcó.

Un centenar de arrantzales

El representante de la cofradía donostiarra anunció que lucharán por mantener la costera, actividad que ha solido movilizar a siete embarcaciones en la capital guipuzcoana y a una docena entre Hondarribia, Pasaia y Getaria ­cerca de un centenar de arrantzales entre las cuatro localidades pesqueras­.

A raíz de la aparición de la centroceras, sólo están faenando actualmente dos vapores de Donostia. Lo hacen, además, en aguas de Hondarribia, donde la gelidium se mantiene pura. De momento, las únicas algas recogidas en la bahía de la capital guipuzcoana, recolectadas durante la primera semana de campaña, vinieron mezcladas con la especie invasora. Industrias Roco, empresa ovetense que compra las algas a los arrantzales donostiarras, ya ha comunicado que no le interesa ese cargamento. «En setiembre de 2005, recogimos 300 toneladas de gelidium para su venta. Este año, la cantidad es cero», lamentó Arbide.

Reiteró que, ante los problemas que existen actualmente en el sector, no pueden permitirse el lujo de perder una costera que supone un sueldo alternativo. «Es una buena costera, de la que se obtiene un producto de mucha calidad. El coste, además, es bajo, ya que no se necesita ni cebo artificial ni aparejos sofisticados como en otras campañas. Tampoco hay que desplazarse lejos, algo muy importante teniendo en cuenta el encarecimiento del combustible», subrayó.

Como mal menor, en caso de que la costera de este año se eche a perder, consideró interesante la posibilidad de que sean los propios arrantzales los que limpien las playas de algas, ya que éstas, al no ser recogidas en el mar, terminarían por anegar los arenales donostiarras. «Nuestra intención es hablar con Lakua y el Ayuntamiento para ser nosotros los que quitemos esa materia orgánica de las playas, ya que las máquinas y excavadoras que se utilizan habitualmente no pueden realizar esa labor», explicó.

Arbide también adelantó que pedirán la convocatoria de una reunión con AZTI y con representantes del Gobierno de Gasteiz para abordar el asunto.

Cabe subrayar que no es la primera vez que la costera del alga suscita polémica. Según recordó el portavoz de la cofradía de Donostia, los arrantzales «pegaron un hórdago» hace unos años al ver que los técnicos contratados por las instituciones no atendían a su petición de prohibir el arranque de algas, extracción que llevaban a cabo embarcaciones dedicadas a trabajos portuarios.

Los arrantzales, que recogen las algas una vez que el mar las arranca de forma natural, siempre se han mostrado contrarios al arranque, al considerar que esta práctica podría llevar a la desaparición de la costera. «Los técnicos, sin embargo, decían que el arranque incluso facilitaba la recogida. En una reunión decidimos plantear como hórdago que, si el arranque era tan bueno, nosotros también íbamos a recurrir a él para recoger más algas y poder sacar así más beneficios, como hacían otros. Fue entonces cuando los técnicos se preocuparon y publicaron una recomendación para prohibir esa práctica», recordó.

Así las cosas, tal y como exigían los pescadores, el arranque no está permitido desde 2003 «con el fin de preservar el recurso, hasta observar su evolución futura», según reza textualmente el informe que posibilitó la prohibición, elaborado por cinco técnicos.

A pesar de que los estudios de AZTI no hayan explicado todavía las razones de la aparición de la centroceras, Arbide informó de que los arrantzales barajan la hipótesis de que el asentamiento de esa especie podría tener relación con el arranque. «Es una especie de teoría popular, pero que es bastante verosímil. Pensamos que la alga invasora podría haberse establecido en los lugares de arranque de la gelidium, ocupando su lugar. Curiosamente, fue hace seis años cuando comenzó a verse la especie invasora, coincidiendo con la época en la que unas embarcaciones de trabajos portuarios salían con sus buzos a arrancar gelidium de las praderas de nuestra costa», añadió. -